Capítulo 14

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Se han llevado a RM y a Suga en dos ambulancias distintas. Primero se han llevado a RM, pero Suga ha salido justo detrás, y eso que no tenía ninguna herida. Intenté decirles a los de la ambulancia que lo único que le pasaba era que se había quedado bloqueado, y a uno no se lo llevan en ambulancia solo por eso, pero, claro, no me oyeron.

Uno de los enfermeros, un hombre con mucho pelo, ha llamado al hospital por un teléfono móvil de esos antiguos que llevan como una antenita larga y les ha dicho que tenían un herido grave. Eso quiere decir que RM se podría morir, sobre todo si se ha quedado con la cara del hombre diablo que le ha disparado. Parece que, cuanto más sabes sobre la persona que te dispara, más probabilidades tienes de morir. La policía ha cerrado la gasolinera pese a que se supone que no cierra nunca, así que una vez que se han llevado a RM y a Suga, me he vuelto a casa.

Jungkook sigue bloqueado. Su padre se ha acostado porque tiene que levantarse a las cinco de la mañana. Pero su madre todavía está despierta, sentada en una butaca junto a la cama de Jungkook.

Mi butaca.

Pero no me importa. A mí también me apetece sentarme al lado de la mamá de Jungkook.

Me gustaría que se quedara en esta habitación toda la noche. Acabo de ver cómo le pegaban un tiro a mi amigo con un arma de verdad y una bala de verdad, y no puedo dejar de darle vueltas.

Ojalá su madre me acariciara la cabeza a mí también y me besara en la frente.

Cuando Jungkook despierta el sábado por la mañana, ya no está bloqueado.

—¿Qué haces ahí?

No sé si me lo dice a mí.

Estoy sentado a los pies de su cama. Llevo aquí toda la noche, pensando en RM, en Suga y en el hombre de la máscara, mirando todo el rato a la madre de Jungkook, porque así me siento mejor. Pero no es a mí a quien se lo ha dicho. Se lo ha dicho a su madre. Se ha quedado dormida en la butaca, y despierta al oír la voz de Jungkook. Se sobresalta como si le hubieran dado un pellizco.

—¿Qué? —dice, mirando alrededor sin saber dónde está.

—¿Qué haces sentada ahí?—le pregunta Jungkook otra vez.

—Jungkook, te has despertado.

Y de pronto da la impresión de que los huevos, las piedras, la ventana rota y el bloqueo de Jungkook se le vienen encima y la inflan como un globo. La mamá de Jungkook salta de la butaca, toda inflada y despierta, y enseguida le contesta.

—Me he sentado aquí porque anoche no te encontrabas bien, y no quería que estuvieras solo.

Jungkook mira hacia la ventana que está al lado de su cama. Donde antes había un cristal, ahora hay un plástico transparente. Lo puso el padre de Jungkook anoche.

—¿Me bloqueé? —pregunta Jungkook.

—Sí —dice su madre—. Fue solo un rato.

Él sabe que se bloqueó, pero aun así siempre pregunta. No sé por qué. No es que tenga amnesia, que es una enfermedad que desenchufa el cerebro de la persona, así que ya no puede registrar lo que ve ni lo que hace. En las películas sale mucho, pero me parece que es una enfermedad de verdad, aunque nunca he conocido a nadie que tuviera amnesia. Es como si Jungkook quisiera asegurarse de que todo va bien. A Jungkook le encanta asegurarse de todo.

—¿Quién rompió el cristal de mi ventana? —pregunta, sin apartar la vista del plástico.

—No lo sabemos —dice su madre—. Creemos que fue un accidente.

—¿Cómo se puede romper el cristal de una ventana por accidente?

—En Halloween los niños siempre están haciendo travesuras —dice su madre—. Lanzaron huevos contra la casa. Y piedras.

Memorias de un Amigo Imaginario || TAEKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora