Capítulo 49

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Estamos delante de las puertas dobles por las que se sale del hospital. En la calle está nevando. Mark dice que es la primera vez que ve nieve. Yo le digo que le va a encantar.

—Gracias —digo, mirando a Beomgyu.

Beomgyu sonríe. Ya sé que no puede dejar a Ye-won, pero ojalá pudiera venir con nosotros.

—¿Qué, Mark, estás listo? —pregunto.

En el vestíbulo del hospital hay mucho movimiento. Está lleno de gente que va y viene. Al compararlo con toda esta gente que nos rodea, Mark me parece aún más grande que antes. Es un gigante.

—No —dice Mark—. Quiero quedarme aquí.

—Pero saldrás de aquí con Taehyung y lo ayudarás —dice Beomgyu —. No te lo estoy pidiendo. Es una orden.

—Sí —dice Mark.

Ha dicho que sí, pero ha sonado como un no.

—Así me gusta —dice Beomgyu y luego vuela hacia Mark y se le abraza al cuello.

A Mark se le corta la respiración. Se le tensan los músculos. Las manos se le cierran en un puño otra vez. Pero Beomgyu sigue apretándole hasta que finalmente se relaja. Le lleva un buen rato.

—Buena suerte —añade Beomgyu—. Quiero volver a veros a los dos. Dentro de nada.

—Bien —dice Mark.

—Volveremos —le digo.

Pero, a decir verdad, no me lo creo.

Creo que nunca más en la vida volveré a ver a Beomgyu ni pondré el pie en este hospital.

Cuando salimos a la calle, Mark se pasa los cinco primeros minutos intentando esquivar los copos de nieve que caen del cielo. Esquiva uno, pero otros diez lo atraviesan sin que él se dé cuenta siquiera.

Una vez descubre que los copos no hacen daño, se pasa otros cinco minutos intentando atraparlos con la lengua. Los copos, evidentemente, le atraviesan la lengua, pero Mark tarda un tiempo en darse cuenta y, entretanto, choca por lo menos con tres personas y un poste telefónico intentando atraparlos.

—Tenemos que irnos —le digo.

—¿Adónde?

—A casa. Mañana tenemos que ir al colegio y para eso hay que montarse en el autocar desde casa.

—Nunca me he montado en un autocar —dice Mark.

Veo que está nervioso. Decido que a partir de ahora cuantos menos detalles le dé, mejor.

—Será divertido —le digo—. Te lo prometo.

Del hospital a casa de Jungkook andando hay un buen trecho. Normalmente me gusta la caminata, pero Mark no para de hacerme preguntas. Todo el rato.

¿A qué hora encienden las farolas?

¿Cada farola tiene su interruptor?

¿Adónde han ido los trenecitos?

¿Por qué la gente no hace su propio dinero?

¿Quién decidió que rojo significaba parar y verde pasar?

¿Hay una sola luna?

¿Todas las bocinas de los coches suenan igual?

¿Cómo hace la policía para que no crezcan árboles en mitad de la calle?

¿Cada uno se pinta su propio coche?

¿Qué es una boca de riego?

¿Por qué la gente no silba cuando anda?

Memorias de un Amigo Imaginario || TAEKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora