Capítulo 55

24 6 1
                                    

Jungkook cree que quien acaba de entrar en su habitación es la señorita Ji-eun y no levanta la vista. Está montando un tren con sus piezas de Lego. Las vías están rodeadas por ejércitos de soldaditos de plástico.

—Hola, Jungkook —saludo.

—¡Un trenecito! —exclama Mark.

Jungkook suelta la pieza de Lego que tenía en la mano y se levanta del suelo.

—¡Tae!

Parece contento de verme. Se le abren mucho los ojos cuando me mira. Enseguida viene hacia mí, pero de pronto se detiene.

El tono de voz cambia repentinamente. Me mira con malos ojos. Arruga la frente.

—Me abandonaste.

—Lo sé.

—Me prometiste que no me abandonarías —me dice.

—Lo sé.

—Pídele perdón —me dice Mark.

Está de pie al lado de Jungkook. Se alza por encima de él como una torre gigantesca, pero no puede apartar la vista de mi amigo. Parece como si se hubiera convertido en un dios también para él.

Miro a Mark abriendo los ojos como platos y le digo que no con la cabeza. Confío en que entienda lo que intento decirle. No tengo miedo de que Jungkook le oiga, sino que Mark me distraiga. Me siento como uno de esos policías de las películas que tienen que convencer al loco de turno para que no salte por el puente. No puedo distraerme. Tengo que cumplir con mi parte del plan. Es mi única oportunidad de salvar a Jungkook y no tengo mucho tiempo.

—¿Por qué te fuiste? —me pregunta Jungkook.

—Tuve que hacerlo. Pensé que, si me quedaba aquí, tú tampoco podrías salir de esta habitación.

—Y no he salido —dice Jungkook cada vez más enfadado. Me mira con desconcierto.

—Lo sé —le digo—. Pero tenía miedo de que si me quedaba aquí tú tuvieras que quedarte con la señorita Ji-eun toda la vida. No deberías estar aquí, Jungkook.

—Claro que sí. Cállate, Taehyung. Estás diciendo tonterías.

—Jungkook, tienes que salir de aquí.

—No. ¿Eso quién lo dice? — replica él.

Jungkook parece cada vez más disgustado. Las mejillas se le ponen coloradas y habla como si escupiera las palabras. Tengo que ir con cuidado. Necesito que esté disgustado, pero sin pasarme. Si se pone demasiado nervioso, podría bloquearse.

—Sí, Jungkook, tienes que salir de aquí. Este no es sitio para ti.

—La señorita Ji-eun dice que sí lo es, y que tú también puedes quedarte aquí si quieres.

—La señorita Ji-eun es mala persona.

—¡No es verdad! —contesta Jungkook gritando—. Cuida muy bien de mí. Me ha dado todos estos Legos y estos soldaditos, y me deja que coma queso por la noche si me da la gana. Le dijo a su madre que yo era un buen chico. No puede ser mala.

—Este no es sitio para ti — insisto.

—Sí que lo es. Calla, Taehyung. No sé por qué estás diciendo esas tonterías. No te estás portando como un buen amigo. ¿Por qué me dices eso?

—Tienes que salir de aquí, Jungkook. Si no lo haces, nunca más volverás a ver a tus padres, ni al señor Kim ni a nadie.

—A ti sí te veré —replica—. Y la señorita Ji-eun me ha dicho que podré ver a mis padres dentro de nada.

Memorias de un Amigo Imaginario || TAEKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora