Capítulo 41

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La señorita Ji-eun repite la misma canción otra vez y luego pone la radio. Está oyendo las noticias. Presto atención por si dicen algo de Jungkook. Pero nada.

Me pregunto si ella también estará escuchando las noticias por si dicen algo de Jungkook.

Llevamos un buen rato en la autopista, y me extraña, porque la señorita Ji-eun vive muy cerca del colegio. El otro día tardamos menos de quince minutos en llegar desde allí a su casa, y no recuerdo que fuéramos por ninguna autopista.

En el reloj del salpicadero pone que son las 7:36. La campana del cole que anuncia el principio de las clases suena a las 8:30, así que tenemos tiempo suficiente de llegar, pero me estoy poniendo nervioso con tanta autopista. ¿Adónde iremos?

Procuro no pensar en Jungkook. No quiero imaginármelo encerrado allí solo detrás de ese muro. Procuro no oír su voz llamándome a voces y suplicándome. Me digo a mí mismo que tengo que prestar atención a la carretera, intentar leer las señales verdes y observar a la señorita Ji-eun por si me da alguna pista, pero no hago más que imaginarme a Jungkook gritando entre lágrimas y golpeando las paredes para pedir ayuda.

«Te estoy ayudando», me gustaría poder decirle, pero, aunque pudiera, sé que no me creería. Es difícil ayudar cuando para ello tienes que romper una promesa y dejar a tu amigo encerrado detrás de un muro.

Oigo un rugido sobre mi cabeza que reconozco: es un avión. Nunca había oído un avión volando tan bajo, pero por televisión sí se ven y se oyen, así que sé que sobre nuestras cabezas vuela un avión enorme en este momento. Un Jumbo.

Miro por la ventanilla. Levanto la vista. Ojalá pudiera ver ese avión, pero no puedo. Lo que sí veo es un letrero colgando sobre la carretera en el que pone «Bienvenido al Aeropuerto Internacional». Pone otras cosas, pero no sé leer tan rápido. Estoy muy contento de haber sabido leer la palabra «internacional», porque es muy larga.

Miro hacia delante y veo edificios bajos, y aparcamientos de muchas plantas, y autobuses y coches, y muchos letreros por todas partes. Es la primera vez que estoy en un aeropuerto, pero suponía que habría aviones a la vista. No veo ninguno. Se oyen pero no se ven.

La señorita Ji-eun deja la carretera principal y sigue avanzando hasta que se encuentra con una valla. Para el coche al lado de una máquina, baja la ventanilla y alarga el brazo para darle a un botón. En la máquina hay un letrero en el que pone «Aparcamiento Larga Estancia». No sé qué será eso, pero empiezo a pensar si no habré metido la pata otra vez. ¿Y si la señorita Ji-eun piensa tomar un avión? ¿Será que tiene miedo de que la policía esté a punto de localizar a Jungkook?

En la tele se ve muchas veces a la policía deteniendo a los malos en el aeropuerto. Siempre es gente que quiere salir del país. No entiendo por qué la policía no sale del país también y detiene a los malos donde sea, pero puede que sea eso lo que pretende hacer la señorita Ji-eun. Puede que se haya enterado de que el señor Kim o el jefe de policía han descubierto que fue ella quien se llevó a Jungkook, y que ahora tenga que escapar si no quiere acabar en la cárcel.

La máquina hace una especie de zumbido y luego escupe un ticket. La señorita Ji-eun entra en un aparcamiento al aire libre muy lleno de coches. Hay cientos de ellos, y junto a él hay otro aparcamiento cerrado también muy lleno.

Pasamos por una hilera tras otra de coches. Hay espacios libres, pero la señorita
Ji-eun pasa de largo. Conduce como si se dirigiera a un sitio en particular, no como si buscara dónde aparcar.

Por fin reduce la marcha y aparca en un espacio libre. Baja del coche, y yo con ella. No puedo perderme, estoy demasiado lejos de casa. Donde ella vaya, allá que iré yo.

Memorias de un Amigo Imaginario || TAEKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora