Capítulo 7: "Hermanos"

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Hinata logró llegar a casa sin que la notarán, subió las escaleras en silencio intentando no ser descubierta por algún sirviente o su familia pero su plan falló cuando llegó a su habitación y encontró a su hermana mirando una foto.

- Oh, no.

Cuando Hinata se tapó la boca, Hanabi se levantó y la miró con una sonrisa cómplice mientras se acercaba lentamente.

- Onee-chan...

La voz suave de Hanabi la hizo cerrar la puerta y bajar la cabeza derrotada.

He perdido.

Minutos después, Hanabi se encontraba sentada en la cama mientras Hinata intentaba hacerle un trenza. La menor no dejaba de moverse riéndose al imaginar la cara de su padre.

- Pero enserio no puedo creer que hicieras eso, hermana.

- Lo sé...sé que estuvo mal pero...

- ¿Qué? No, bueno si, en parte.

- ¿Eh?

- Lo que trato de decir es que hubiera sido mejor que perdieras tu virginidad con alguien que amas pero prefiero que haya sido con ese hombre guapo que dices que con el vejestorio que te quiere casar papá.

- Pero ahora que el enojo se ha ido, creo que estuvo mal. No creo que la vergüenza que pase papá haya merecido tanto sacrificio. Puede que vaya ahora, le diga esto y a él igual ni le importa.

- Por eso se lo tienes que decir el día de la boda. Estoy segura que con el enojo que tendrá papá no dejará que te cases para no manchar su preciado honor.

- Si, pero...

- Y hasta eso, tú tienes tiempo de ganar reconocimiento en la empresa con nuevos socios, así papá ni el consejo podrá sacarte. Me pasé pensando toda la noche en algo que pueda ayudarte, hermana. No dejaré que papá te trate así.

- Hanabi...

- Lo sé, lo sé. Soy genial, ¿no? 

- Claro que si.

Hinata no dudo en abrazar a Hanabi quien con una gran sonrisa, la abrazó más fuerte. Luego se separó un poco y la quedó mirando con una gran pero sospechosa sonrisa.

- ¿Q-Qué ocurre?

- Ahora si cuéntame, ¿cómo era él? ¿era muy guapo como dices?

- ¡Hanabi-chan!

- ¡Oh, vamos! No te estoy pidiendo que me digas que tan bueno era en la cama.


EN OTRO LADO

- Entonces eso es todo, pueden retirarse.

- Si, señor.

- Si. Tenga buen día, señor Uchiha.

Sasuke miró a sus empleados salir de la oficina y terminó soltando un suspiro para aflojarse la corbata.

- Que día más agotador y todo se lo debo a mi grandioso padrino.

Sasuke sintió un sabor amargo al recordar otra vez la muerte de sus padres y como días después había llegado su  querido padrino; Madara, a decir que él era el dueño de todo lo que sus padres habían construido durante años. Y no sólo eso, su hermano lo había terminando traicionando por el poder que este le había ofrecido, mientras que a él lo trataban como un peón con el falso título de presidente.

- Lo único que me hacen hacer es trabajar y luego ellos solo se gastan el dinero. Maldita sea.

Pero ya falta poco para terminar con esto.

En ese momento, su secretaria entró a su oficina y se acercó sonriendo con una tablet en sus manos. El olor a perfume llenó la habitación apenas la pelirroja había entrado, y eso hizo que Sasuke terminara arrugando la nariz con molestia.

- Sasuke-kun.

- ¿Qué sigue, Karin?

Ignorando el tono fastidiado con la que hablaba Sasuke, Karin terminó por caminar provocativamente hacia él, mostrando su figura sin decoro y colocandose detrás de él, rozando levemente el hombro del pelinegro.

- Te ves muy cansado, si quieres podría darte un masaje...

- Karin, aquí se te paga para que trabajes cómo secretaria, no cómo masajista particular.

Karin detuvo sus acciones y Sasuke giró la silla para mirarla fijamente. Ella le dió una mirada molesta pero al ser ignorada como siempre prefirió seguir con su trabajo a regañadientes.

- A las 4 tienes una reunión con el gerente de contabilidad, a las 6 con el líder de las empresas Nara y-


En ese momento, la oficina se abrió y Sasuke apretó sus puños en su asiento al ver quien había entrado.

- Sasuke. -. Una voz gruesa irrumpió en la sala, mostrando a un hombre pelinegro, parecido a los hermanos Uchiha pero mayor, quien no dudaba en mostrar una gran sonrisa.

- Madara, ¿a qué se debe tu visita? -. Sasuke no tuvo intención de ocultar la molestia que le causaba verlo, y Madara no ocultaba lo satisfecho que estaba con eso.

- Vengo a agregar algo a tu lista de mañana. 

- ¿Qué cosa?

- Tengo una reunión con un viejo amigo.

- No sé que tengo que ver ahí. 

- Es una cena familiar, quiero que Itachi y tú esten presentes. Sus hijos de mi amigo también vendrán, vamos a dar un gran anuncio.

- ...

El silencio de Sasuke podría haber hecho las cosas incómodas pero las personas que veían siempre esas interacciones entre los dos Uchiha sabían que era de lo más normal. Karin sólo observaba en silencio detrás de Sasuke mientras esperaba lo que siempre ocurría.


- Bueno, me voy. Te espero ahí y comportarte como un Uchiha, Sasuke. Sigue el ejemplo de Itachi.

Madara no dudo en salir de ahí sin esperar respuesta y Sasuke logró controlarse para no ir tras él y golpearlo. También se había fijado en otro pelinegro que se había mantenido en el marco de la puerta en silencio. Este era igual a Sasuke pero los diferenciaba las líneas en la cara del otro y el odio profundo que le tenía Sasuke.

- Itachi.

El otro pelinegro solo lo miró por un momento y luego comenzó a caminar detras del Uchiha mayor. Pronto los dos pelinegros se desaparecieron en compañía de algunos guardaespaldas.

- Maldita sea.

- Sasuke-kun ¿estas bien?

En ese momento, Sasuke se dio cuenta que Karin seguía ahí. La miró de mala gana y le dijo que se fuera.

- Pero, ¿estas seguro que estas bien? Si quieres puedo quedarme y...

- Te dije que te largues, ahora. Y averíguame con que familia será la cena.

- Esta bien...

Karin salió azotando la puerta pero poco le importó a Sasuke. El pelinegro abrió uno de los cajones del escritorio y sacó la foto que tenía guardada.

- Mamá...papá...

En la foto se podía ver una escena familiar: El difunto líder Fugaku y Mikoto Uchiha sonriendo junto a dos niños, uno mayor que el otro. Pero todos se veían felices. Sasuke salió de sus pensamientos al escuchar el teléfono sonar.

- Dime, Karin.

- La cena será con la familia Hyuga.

Despertar contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora