Capítulo 30: "Acuerdo roto"

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- ...tu prometido...Kakashi Hatake.

Esas palabras eran las que más había temido Hinata desde que su padre le dijo que se iba a casar y ahora...estaba pasando.

Aunque quiso hablar, no podía articular ni una palabra. Sintió como si su corazón se hubiera detenido por un momento y sus manos inconcientemente habían comenzado a temblar.

Ahora entendía el por qué su hermana había dicho todo eso.

Hanabi...

Sin evitarlo, su mirada fue a parar en el hombre que llamaban su prometido y que hasta hace unas horas ella había dicho que era guapo. Sin saberlo había estado alabando a su prometido. 

Por otro lado, el peliplateado se mantuvó en su lugar mientras miraba la escena en silencio. Hinata no podía saber lo que en verdad estaba pensando pero la mirada que él le estaba dando no era como la de su padre y eso la confundía.

Por alguna razón, no puedo ver maldad, ni avaricia en sus ojos...pero no por eso aceptaré este matrimonio.


Al pensar en ello, por fin pudo reaccionar y miró el contrato en sus manos, aferrandose así a su última esperanza. Con ello, se armó de valor y su voz esta vez si logró escucharse.

Debo ser valiente.

- Pero eso ya no es necesario, logré el contrato que acordamos, padre.

Hiashi la miró sorprendido al escucharla hablar fuerte y claro, sin ningún titubeo, con la mirada en alto. Por primera vez él vió a la Hinata Hyuga que siempre había querido.

Pero es demasiado tarde, hija mía.

Así Hinata pudó notar como ese gesto sorprendido de su padre desapareció poco a poco transformandose en una sonrisa cínica. Y aunque su padre se acercó a ella con esa aura amenazante, no bajó la mirada.

Pero fuerón cuestión de segundos cuando él sin permiso, le arrebató el contrato. Aunque Hinata reaccionó rápidamente, con solo levantar la mano, su padre había hecho que su cuerpo no se pudiera mover.

- No te atrevas. 


Sin poder moverse, la peliazul maldijó que aunque su mente era cada vez más fuerte, el temor que su cuerpo le tenía a su padre aún no desaparecía.

Por favor...cuerpo...por favor, muevete.

Y aunque suplicó, su cuerpo parecía estar pegado al suelo. Sin más, intentó tranquilizarse y miró a su padre, él estaba aún mirando los papeles. Cuando por fin terminó, cerró el contrato y miró a la peliazul.

- Bien hecho. Debo reconocer que no esperaba que lo lograrás, pero lo hiciste muy bien, hija.

Al escuchar tal cumplido, Hinata vió un rayo de esperanza en sus palabras. La había llamado "hija", ella sintió que por primera vez su padre estaba reconociendo su esfuerzo. Gran error.

- Aún así...te vas a casar. -. Sentenció segundos después el patriarca Hyuga.


Hinata lo miró aterrada y por fin su cuerpo se pudo mover.

- Pero padre...el trato que hicimos...

- ¿Cuál trato?

En ese momento, ante la mirada de la peliazul, Hiashi se acercó a su escritorio y sacó el acuerdo que habían hecho.

- ¿Este trato? .- Preguntó Hiashi mostrando el contrato sin dejar de sonreír. 

- Pero el original...

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