capítulo diecinueve

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19. El calor de la amistad

La mañana siguiente, Hyunjoo amaneció en su cama y cuando fue en busca de Taehyung se encontró con su cuarto vacío y ni rastro de él en la casa. Con el corazón en un puño, fue en busca de su teléfono, dispuesta a llamar todas las veces que fuera necesario, pero una nota sobre la mesa baja del salón llamó su atención.

Seguí tu consejo y he decidido salir a buscar algún trabajo. No te preocupes, seré precavido. No te lo quise decir, pero conseguí que me hicieran una identificación falsa. Se podría decir que soy (no) oficialmente Go Hyunwoo.

Sé que anoche no pude serte de mucha ayuda, pero estoy segura de que sabes perfectamente quién sí podría.

Llama. Pide ayuda, Taera.

Hyunjoo volvió a dejar la nota donde estaba y desbloqueó la pantalla de su teléfono. Si Taehyung podía seguir adelante con su vida, cincelando un nuevo futuro, ella también podía. Pero para ello primero debería decidir qué hacer con su presente.

—¿Podríamos vernos? —habló con voz tímida cuando la persona al otro lado del teléfono decidió atender a sus llamadas después de semanas ignorándola—. Necesito tu ayuda.

Y se sintió bien admitirlo en voz alta. Se sintió bien, por primera vez, ser capaz de admitir que no podía con ello sola, que necesitaba que alguien la impulsara para poder seguir escalando hacia el futuro mejor que tanto merecía.

—Te veo en la cafetería de siempre.

Y veinte minutos después, Hyunjoo se hallaba sentada en una de las mesas más alejadas de la entrada. Jugueteaba con un par de hilos sueltos de los puños de su camisa, tamborileaba con los pies y comprobaba la puerta a sus espaldas cada tres minutos exactos, incapaz de relajarse.

A las diez y cuarenta y tres minutos exactos, Seongmi asomó por la cristalera del escaparate, escaneando el lugar en busca de Hyunjoo, y cuando la vio encogida en su silla, tomó una bocanada de aire y entró en la cafetería. Todo el enfado y la seriedad que había reunido en el trayecto hasta la cafetería se desplomaron cuando se sentó frente a ella y notó su gesto derrotado.

Hyunjoo no se le antojaba como alguien alegre, al menos no en la manera chisporroteante en que ella lo era, pero tampoco le gustaba verla así. Tan triste, con ojos cansados y los labios torcidos en un gesto apologético.

—Vaya, no mentías cuando decías que necesitas ayuda ¿eh?

—Tenías razón. En todo. Tú y Jungkook, los dos teníais razón.

—Lo sé. ¿Para eso me has llamado?

—Seongmi, por favor...

La joven del cabello coral se recostó contra el respaldo de su silla, brazos cruzados contra su pecho, el gesto amable y el aura deslumbrante que siempre portaba con ella desaparecidos. Hyunjoo solo pudo jugar con sus dedos entrelazados sobre la mesa, intimidada por la mirada con la que la otra la mantenía fija en su lugar.

—Hyunjoo, odio a la gente que utiliza a otras personas para su puro beneficio. Te estás burlando de Junhee. Y por muy mal que me caiga, por muy irritante que crea que es, nadie se merece que lo usen de esa manera.

—Lo sé.

—¿Por qué lo haces entonces?

Hyunjoo tomó una bocanada de aire. Para eso había pedido que se reunieran, para explicarse y pedir consejo. Para sincerarse.

No podía ser tan complicado.

—Hay un chico. Mi primer amor. Mi único amor.

—Y obviamente no es Junhee —dijo Seongmi mientras asentía levemente con la cabeza.

CAUGHT IN A LIE » jeon jungkook ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora