capítulo veintitrés

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23. pasado, presente y futuro

—¿Estás segura de esto?

—No he estado más segura de algo en mi vida, Taehyung.

—Bien.

El mayor de los hermanos Kim le dio un apretón a la mano de Taera. habían caminado con las manos entrelazadas todo el trayecto hasta llegar a la esquina en la que habían acordado reunirse con Namjoon.

Dos semanas habían pasado desde lo sucedido en la cena. Dos semanas le había costado a Hyunjoo reunir el valor suficiente para encarar a su viejo amigo con la verdad. La llamada hacía unas noches había pillado a Namjoon por sorpresa. Lo había despertado en mitad de la noche la voz temblorosa de Taera disculpándose una vez más, agradeciéndole el apoyo durante la cena, y pidiéndole una hora de su tiempo para explicarse. Y el rubio había aceptado con mucha más facilidad de lo que ella había imaginado. Realmente había imaginado mil y un escenarios sobre el transcurso de aquella llamada improvisada, y ninguno de ellos terminaba con Namjoon aceptando a la primera.

—¿Sabes lo que le vas a decir? —preguntó Taehyung mirando alrededor en busca de la cabellera rubia de su amigo.

—La verdad.

Y no había mejor lugar que en aquel, en mitad de una calle en su antiguo barrio, para hacerlo. Las palmas de las manos le comenzaron a sudar cuando miró la hora en el reloj de su móvil y vio que el momento había llegado. A las cuatro en punto de la tarde la camioneta de Namjoon aparcó a escasos metros de distancia y, desde su posición, los hermanos Kim pudieron ver como los examinaba. Namjoon parpadeó un par de veces antes de frotarse la cara con ambas manos. Cuando bajó del vehículo y cerró la puerta de un golpe, Taehyung se tensó.

Cuando su hermana le había confesado la misma noche de la cena que Namjoon los había descubierto algo en su interior se sacudió violentamente. La alegría y el miedo. Miedo de ser odiado, de que Namjoon jamás le perdonara lo que hizo.

Pero ese miedo se evaporó en el momento en el que los brazos de su viejo amigo lo envolvieron en un estrecho abrazo. Taera dejó ir la mano de su hermano para que pudiera devolverle el abrazo en condiciones, y las primeras lágrimas comenzaron a dolerle en las sienes.

—No me lo puedo creer —susurró Namjoon con su cabeza hundida en el hombro de Taehyung. Su Taehyung. Su amigo de la infancia estaba vivo y abrazándolo con la intensidad de años y años de sentimientos reprimidos—. No lo puedo creer.

—Estoy aquí, Nam. Es real. Lo prometo.

Un jadeo entrecortado escapó de entre los labios del más mayor cuando se separó al fin y admiró el rostro de Taehyung por primera vez en tanto tiempo. Lucía mucho más maduro y atractivo, la mandíbula algo más cuadrada de lo que la recordaba, los ojos más refinados. Pero esos labios, esa condenada sonrisa rectangular, gritaban Kim Taehyung. Miró también a Taera, quien los admiraba a ambos con ojos centelleantes. Aquella mujer que le sonreía triste, con labios temblorosos, distaba mucho de la Taera que él recordaba. No solo el color de su cabello había cambiado, sino el aura que la rodeaba. Tara no había tenido una infancia fácil, pero siempre había salido adelante, radiante y sonriente. Esta Taera lucía apagada, triste y, sobre todo, dolida. Pero también pudo ver algo de alivio en su gesto cuando le sonrió de vuelta, sus hoyuelos saliendo a relucir después de mucho tiempo.

—Gracias por reunirte con nosotros, Namjoon.

—¿Me vais a contar toda la verdad? —Taera asintió firmemente y señaló el edificio frente al que se habían reunido, o lo que quedaba de él.

—¿Recuerdas este sitio?

Namjoon miró alrededor, los labios fruncidos mientras escudriñaba los comercios y los portales de los edificios colindantes. Taehyung sonrió al notar su confusión.

CAUGHT IN A LIE » jeon jungkook ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora