capítulo veintidós

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22. una tormenta de lágrimas

Probablemente debería haberse parado a pesar dos veces antes de deslizar la puerta corredera. Quizá debería haber pedido un paraguas para cubrirse de la lluvia torrencial. Pero en el momento en el que se había puesto en pie, Hyunjoo había sido incapaz de pensar en nada ni en nadie que no fueran Jungkook y Taera.

Namjoon no supo identificar el revoltijo de emoción en su pecho al ver a Taera reunirse con Jungkook más allá de los paneles acristalados. La observó reclinarse a su lado en la barandilla, los ojos fijos en el horizonte, y de nuevo le rezó a todos esos dioses inexistentes que aquello saliera bien.

—No quiero hablar con nadie. Y mucho menos contigo.

Hyunjoo no hizo caso. No se movió un solo milímetro. Tan solo admiró la ciudad bajo sus pies, la colina más allá de los rascacielos. La colina en la que su madre y su hermano descansaban. Y se preguntó si Jungkook estaba mirando en la misma dirección, buscando la sombra de Taehyung entre tantas lápidas sin saber que el verdadero fantasma estaba sentado en su salón.

—Bien. No hablaremos, entonces.

—Igual no me has entendido, Hyunjoo. No te quiero aquí. Ni aquí conmigo, ni en mi casa. Ni en mi vida.

Jungkook se había girado en su dirección, sus ojos escaneando el perfil de Hyunjoo. La curva de su nariz, el tres invertido de sus redondos y mullidos labios. Sus largas pestañas, y las gotas de lluvia que pendían de estas. La odiaba. La odiaba tanto que no parecía real. No había motivo detrás de tal odio, no había una excusa. Hyunjoo no había hecho nada que pudiera ofenderle. Desde el primer día se había mostrado amigable con Jimin y Hoseok, con Seongmi, e incluso con él a pesar de que su trato hacia Hyunjoo había sido de todo menos amable.

Pero se parecía demasiado a ella.

Hacía mucho tiempo ya desde que Jungkook había perdido toda esperanza de recuperarla. A su Taera. Un año antes de conocer a Seongmi, para ser exactos. Pero Hyunjoo había encendido la mecha de la ilusión y la confianza una vez más. Desde el primer momento en que sus ojos conectaron en aquel teatro vio en ella la sombra de su primer amor. Y aquel día Jungkook sintió demasiadas cosas. Asombro, alegría, miedo. Odio.

Odiaba a Hyunjoo porque le recordaba que, incluso después de años, su mente seguía viviendo de ilusiones, alimentándose de una esperanza que creía perdida. Hyunjoo trajo de vuelta todos esos sentimientos de los que Seongmi se había desecho. Y la odiaba por ello.

—Desde el primer momento en que apareciste en mi vida todo se ha ido a la mierda, Hyunjoo. Todo.

—Lo siento —susurró aún sin mirarlo directamente. Parpadeó un par de veces y Jungkook no supo si las gotas que corrieron por sus mejillas eran lágrimas o agua de lluvia—. De verdad, no te haces una idea de cuánto lo siento, Jungkook.

—¿Por qué sigues aquí, entonces? ¿Por qué insistes en romperlo todo todavía más?

—Porque soy egoísta, supongo.

Una risa carente de gracia alguna vibró en lo más profundo de Jungkook. Se llevó una mano al pelo, apartando los mechones de flequillo empapados de sus ojos. Hyunjoo seguía sin encararlo y estaba a punto de perder la cabeza. Necesitaba mirarla a los ojos, necesitaba ver en estos lo que estaba pasando por su cabeza en aquel momento. Pero ¿por qué?

—Yo no quería que pasara nada de esto, Jungkook. Lo prometo.

—¿De qué hablas?

—Todos parecíais tan felices y yo... Supongo que en el fondo quería ser parte de ello también.

CAUGHT IN A LIE » jeon jungkook ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora