capítulo veinitnueve

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29. aún nos queda navidad

—Y... Telón. —El señor Choi aplaudía sonriente mientras los actores sobre el escenario se reincorporaron, felicitándose y repasando algunas líneas—. Habéis estado espectaculares, chicos. Como siempre.

Desde la primera fila de asientos, Hyunjoo aullaba el nombre de los hermanos Nam, ambas manos alrededor de sus labios. Ambos había sido elegidos como los nuevos protagonistas de la nueva obra en la que estaba trabajando la compañía; un par de hermanos que narraban las aventuras vividas tras escapar de su antiguo hogar, en América del Sur, escapando de un horrible secreto que los mantenía unidos, pero infinitamente divididos al mismo tiempo.

A Hyunjoo no le había pasado por alto la ironía de aquella obra, y había agradecido infinitamente no haber sido escogida para el papel protagónico esta vez. Aquel era un papel que esperaba no tener que volver a interpretar en lo que le quedaba de vida.

—Gracias, gracias... —La menor de los Nam respondió a la ovación con una reverencia de noventa grados mientras sacudía la cabeza con una exageración cómica.

Tras el ensayo de las primeras escenas, el señor Choi llamó al escenario a los personajes secundarios, entre los que sí estaba Hyunjoo, para repasar algunas líneas y comprobar que fueran de acorde con cada uno de ellos. Y tras unas horas más de ensayos, cambios y risas, porque siempre que estaban los Nam involucrados, las risas estaban aseguradas, Choi felicitó de nuevo al equipo y dio por finalizado el ensayo.

Hyunjoo recogió el guion encuadernado, repleto de tachones, anotaciones y manchado de café cada dos páginas, y lo guardó en el fondo de su bolso. Le dio un último trago a su botella de agua y bajó del escenario de un salto. Se despidió de sus compañeros y se dispuso a salir del teatro. Pero antes de que pudiera siquiera salir de la sala, una voz la detuvo en seco.

—¡Hyunjoo, espera! —En cuestión de segundos, Nam estaba frente a ella sosteniendo una bolsa de papel con una caja negra dentro—. Casi te vas sin los zapatos.

Hacía unos días, durante uno de los ensayos, Hyunjoo había mencionado que no podría acudir a la cena del sábado porque tenía una boda a la que asistir. La boda de uno de sus mejores amigos, había explicado con un orgullo que le había hinchado el pecho y había hecho sus mejillas doler de tanto sonreír. Cuando había mencionado que aún no tenía unos zapatos adecuados para su vestido, Nam había mencionado una tienda pequeña en la que ella y su novia solían comprar. Y, tal y como había prometido Nam, aquella misma mañana, Hyunjoo había encontrado el par de zapatos perfectos.

—Dios, gracias. Me has salvado la vida. —Nam rió entre dientes.

—Me lo suelen decir. Pásalo bien en la boda. Y no olvides recoger el ramo cuando la novia lo lance. —Entonces fue momento de Hyunjoo de reír—. Lo digo en serio.

—No sé si estoy preparada para lo que eso supondría, Nam.

Y lo cierto es que le costaba mucho imaginarse a sí misma vestida de blanco en el altar. No le costó imaginar quién la estaría acompañando, en cambio. Hyunjoo carraspeó, deshaciéndose de cualquier sueño o idea loca que se pudiera estar conjurando en su imaginación. Se despidió de Nam con una sonrisa, y esta solo volvió a repetir que más le valía recoger el ramo.

—Te perseguiré hasta en sueños, Hyunjoo. Lo prometo. —Había sido lo último que había gritado, haciendo que Hyunjoo aullara una carcajada antes de salir finalmente de la sala.

Una hora después, Hyunjoo corría de lado a lado del apartamento mientras se ponía un pendiente, en busca del otro.

—¿Estás seguro de que no lo has visto, Tae? —gritó desde el baño, donde aprovechó para terminar de repasar su maquillaje y sellarlo.

CAUGHT IN A LIE » jeon jungkook ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora