capítulo diez

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1O. un bocadillo especial

La mañana del jueves amaneció siendo una de las peores. El cielo estaba completamente encapotado, aunque no era la lluvia lo que molestaba a Hyunjoo, sino el aire frío que hacía que sus manos se congelasen tanto que le resultaba imposible escribir o teclear en su teléfono móvil, ese mismo que provocaba que cada vez que abría la boca, una espesa nube de vaho se extendiera frente a ella. La situación no mejoraba en el interior del teatro, pues, puesto que aún no habían entrado en el invierno y aquello solo se trataba de una breve ola de frío, no se había encendido el sistema de calefacción y el interior del edificio era lo más similar a una cámara frigorífica que Hyunjoo jamás había visto.

Incluso el señor Choi, que siempre se mostraba positivo ante cualquier inconveniente, se notaba mucho más tenso y quejicoso que de costumbre. El pañuelo que usualmente usaba para cubrir su cuello ahora estaba extendido sobre sus hombros y anudado al frente, como si de un chal se tratase. Hyunjoo mantenía la mano con la que no sostenía el guion hundida en el bolsillo de la chaqueta de Junhee, quien se la había ofrecido al verla temblar y castañear de frío. Aunque ella había insistido en que no era necesario, y que él también pasaría frío si se quitaba la chaqueta, había sido él mismo el que había terminado extendiendo la chaqueta de lana sobre sus hombros, quedando en una camiseta de manga larga y cuello alto negra.

—Gracias... —Fue lo único que pudo articular Hyunjoo mientras dejaba que el calor de la prenda la envolviera y fuera calmando poco a poco el tembleque de todo su cuerpo.

—Bien, chicos —habló el señor Choi desde abajo del escenario mientras daba un par de palmas—. Hoy repasaremos la escena seis. Por favor, al centro del escenario Margaret, Anna y Jonathan.

Jisoo, Junhee y Hyunjoo se posicionaron en los lugares exactos en los que el director Choi les señaló y, cuando dio la señal, los tres actores comenzaron a interpretar sus papeles.

—Señora, ha llegado un comunicado desde palacio.

—¿Qué es esta vez? —farfulló Hyunjoo recogiendo el papel doblado y garabateado que Jisoo le tendía. Lo escaneó durante unos segundos, fingiendo asaltarse ante las palabras allí escritas—. ¡Oh, Dios bendito! ¿Qué leen mis ojos?

—¿Qué sucede?

—Mi... Mi padre... Ha sido asesinado esta misma noche. Han hallado su cuerpo sin vida en un baúl.

—¿Qué? —gritó Junhee anonadado mientras le quitaba el papel de las manos a Hyunjoo.

—Dicen que no han hallado ninguna pista que les indique quién lo pudo hacer o cómo sucedió... Jonathan, yo... —Se llevó una mano a la boca para acallar un jadeo. El joven enseguida la envolvió entre sus brazos y dejó que llorara desconsolada—. ¡Qué será de mi pobre madre sin él! Tendré que regresar a casa y cuidar de ella. Lo más probable es que esté destrozada después de su muerte. Jonathan, ¿qué haremos...?

—Encontraremos al culpable, cariño. Lo encontraremos, y le haré pagar con mis propias manos. Lo prometo por el anillo que decora mi dedo anular.

Tras romper el abrazo, tanto Jisoo como Junhee abandonaron el centro del escenario, siguiendo los gestos del señor Choi, y quedó Hyunjoo sola, abrazándose a sí misma y tratando de controlar el llanto mientras su vista hacía todo un recorrido desde el suelo, pasando por las butacas hasta perderse en los asientos vacíos de la alcoba. De repente sus lágrimas se detuvieron, dejando un rastro brillante hasta su barbilla, y sus comisuras, que hasta entonces habían estado curvadas hacia abajo, comenzaron a fruncirse en una sonrisa. Una sonrisa cruel y carente de cualquier tipo de culpabilidad, incluso después de haber ordenado matar a su propio padre.

CAUGHT IN A LIE » jeon jungkook ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora