capítulo tres

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O3. El chico de la sonrisa de conejo

Eventualmente las salidas de Taehyung, ahora conocido como Hyunwoo, se volvieron más frecuentes. Se acostumbró a acompañar a Hyunjoo a hacer la compra, y en alguna ocasión se había atrevido a salir solo. Hyunjoo se halló a sí misma sonriendo triste la primera vez que lo vio salir por la puerta vistiendo una sudadera negra con una capucha lo suficientemente grande por si, llegado el momento, necesitaba ocultarse de los ojos acusadores de alguien. Entonces entendió que, no importaba cuando tiempo pasara, cuando tinte usaran, Taehyung permanecería estigmatizado por el resto de su vida. Allá donde fuera, luciera como luciese, cargaría una presión en su pecho que le impediría disfrutar de su libertad al cien por cien. Sin embargo, él parecía bastante cómodo con ello. Taehyung se contentaba con saber que podría pasear por su barrio al menos un par de horas al día, volver a sentir el frío, la lluvia y los rayos del sol de mediodía picándole la piel. Estaba vivo, de nuevo.

La puerta del apartamento de los hermanos Kim se abrió y enseguida se pudo escuchar la risa de Taehyung en todo el piso. Hyunjoo se levantó del sofá para ayudarle con las bolsas de las compras, a lo que él accedió encantado. No tardó en comenzar a relatarle a su hermana cómo había sido la salida del día, como siempre hacía, enumerando la cantidad de cosas que habían llamado su atención; desde una señora paseando a un perro con un jersey ridículo, a una pareja de estudiantes que vestían unos uniformes demasiado similares a los que ellos solían llevar años atrás.

—¿Recuerdas los viejos días? Cuando nos reuníamos con los chicos en la sala de castigos, o en la estación abandonada. ¡Oh, la estación! La echo tanto de menos. Quizá podamos ir a visitarla algún día.

Taehyung recordaba aquellos días como los más felices de su vida, sin ser consciente de que con cada memoria que revivía, estaba hincando un puñal en el pecho de Hyunjoo. Por supuesto que ella también recordaba la estación, igual que recordaba haber abandonado a la primera persona a la que había amado allí, justo antes de desaparecer de su vida para siempre. También recordaba la sala de castigo, a la que acudía cada tarde a recoger a Taehyung, quien buscaba meterse en líos para terminar citado allí por los profesores. Aquella aula terminó convirtiéndose en su refugio, en su lugar seguro. Hyunjoo sabía que mientras estuviese allí, rodeada de sus siete mejores amigos, nada malo podría ocurrirle.

—¿Qué será de los chicos? —preguntó Taehyung en voz alta mientras guardaba la verdura en la nevera.

—No lo sé. Espero que estén bien.

Y era cierto que lo deseaba desde lo más profundo de su alma. Aquellos chicos se merecían lo mejor del mundo, y, definitivamente, no se merecían todas las mentiras y engaños que su hermano y ella habían maquinado y usado contra ellos. Durante mucho tiempo Hyunjoo trató de convencerse a sí misma de que solo habían sido daños colaterales, que no había tenido otra manera de escapar sin herirlos a ellos también. Pero eso no calmaba el malestar en su conciencia y la culpabilidad que cargaba su alma.

—Últimamente sueño mucho con ellos, sobre todo con Jungkook.

Un escalofrío sacudió a Hyunjoo de pies a cabeza cuando escuchó a su hermano pronunciar aquel nombre. Sus manos se cerraron con fuerza alrededor de la col que le estaba tendiendo, tanto que cuando fue a cogerla tuvo que forcejear levemente para poder quitársela. Hyunjoo permaneció estática, la mirada fija en las baldosas blancas del suelo, mientras sentía su pulso acelerarse y su respiración agitarse. No estaba preparada para recordarlo. No, no quiero pensó parpadeando lentamente. Pero su mente le jugó una mala pasada y comenzó a reproducir automáticamente todas sus memorias junto al chico de sonrisa de conejo y pelo tazón. Antes de que pudiera evitarlo su vista se nubló por las lágrimas y estás comenzaron a correr furiosas por sus mejillas, arrastrando con ella todo el dolor que había estado reprimiendo. Sus últimas palabras antes de que se marchara de la estación hicieron eco en su cabeza, intensificando la tortura.

CAUGHT IN A LIE » jeon jungkook ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora