capítulo cinco

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O5. Que comience la función.

Durante mucho tiempo, Hyunjoo había soñado con aquel momento, aunque ella no lo recordara. Había soñado con el día en el que volviera a ver a sus amigos, sus confidentes, sus hermanos. Pero no lo había imaginado así. Jamás habría imaginado cruzarse con Hoseok y Jimin en un día cualquiera, en el despacho del señor, Choi mientras se disculpaban por llegar tarde a una reunión a la que ella, ni en mil vidas, habría imaginado que habrían sido invitados. Pero allí estaban, con sus mejillas coloradas por haber corrido a toda velocidad por más de tres manzanas, un par de sonrisas avergonzadas esperando que el señor Choi fuera lo suficientemente agradable para no despedirlos en su primer día, y unas ropas más coloridas que las de todos los allí reunidos.

—Discúlpenos, señor. No volverá a ocurrir —prometió Hoseok mientras intentaba tranquilizar su respiración.

—Sí, no nos despida aún.

—¿Despediros? Chicos, que levante la mano aquel que no haya llegado tarde nunca —ahora se dirigió a Hyunjoo y el resto de compañeros.

Ninguno levantó la mano ni siquiera Hyunjoo, que jamás había llegado con más de un minuto de retraso a una reunión. No quería levantarla porque eso llamaría la atención de todos, incluidos los dos recién llegados, y eso era lo último que deseaba. Quería que la Tierra la tragase, la masticase como un chicle y que la escupiese en la otra punta del mundo, donde nunca más tuviera que enfrentarse a su realidad. Porque era a esta a la que más temía y a la que menos quería enfrentarse, a la realidad. Todo lo que había luchado durante años, todo el esfuerzo invertido en desaparecer y eliminar cualquier rastro de su pasado, se había ido al garete en un solo día. Hyunjoo agachó la cabeza cuando notó que los ojos de Jimin escaneaban el despacho, saludando a todos sus nuevos compañeros.

—Bien, el señor Jung y el señor Park nos acompañarán en la próxima temporada. Ambos forman parte de la importante compañía de danza Sanghae, y han sido contratados como bailarines de refuerzo, junto a algunos de sus compañeros de la compañía.

—¿Bailarines de refuerzo? —preguntó Junhee quitándole las palabras de la boca a Hyunjoo.

—Cierto, me olvidé mencionarlo cuando os di los textos a trabajar. La productora ha decidido darle una vuelta de tuerca a la obra añadiendo escenas de danza en los intermedios. ¿No os parece una genial idea?

—Por un segundo creí que tendríamos que bailar nosotros —el hermano Nam se llevó una mano al pecho, aliviado.

—Tranquilo, Nam. Sabemos que la delicadeza y elegancia del baile no van contigo —bromeó el señor Choi—. No, no tendréis que bailar. Vosotros centraos en vuestros textos y dejad a los profesionales de la danza hacer su magia. Bien, creo que eso es todo por hoy.

—Señor, con todo respeto, creo que debería dejar de citarnos para estas cosas. Algunos tenemos cosas que hacer, y esta noticia se podría haber informado simple y llanamente por un mensaje.

—Señorita Go, no abuse de nuestra confianza. Si me apetece reunirlos para una charla de dos minutos, lo haré. Recuerde quien es el director aquí.

—Lo siento —murmuró agachando la cabeza.

Lo cierto es que no tenía nada mejor que hacer, pero hubiera preferido quedarse en casa y no saber que Jimin y Hoseok estaban de regreso en Seúl y que, además, tendría que compartir horas de trabajo con ellos. La joven podía sentir la mirada de todos los presentes en su cogote, juzgándola, y eso solo provocó que se sintiera aun más nerviosa y diminuta. Junhee carraspeó a su izquierda, haciendo un poco más liviano al tenso ambiente y propuso a todo el equipo tomar un café para conocerse mejor.

CAUGHT IN A LIE » jeon jungkook ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora