07. ¿Accidente?

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Ben volvió a tocar la puerta nuevamente y entonces Cinco la abrió algo nervioso.

— ¿Que quieres? —dijo mientras escondía su brazo con su abrigo.

— Dejaste tu libro abajo —le entrego el libro y Cinco lo tomo con rapidez—. ¿Porque escondes tu brazo?

— ¡Por nada! Déjame tranquilo —cerro la puerta con fuerza.

Algo confundido, Ben quiso entrar, porque se preocupo, pero decidió no molestar más y se fue del lugar.

[▪︎<🥀>▪︎]

— ¿En dónde está número Cinco?

Pregunto Reginald al día siguiente tras mirar que todos -menos el antes mencionado- estaban en el comedor.

— No se y a nadie le impota —Luther murmuro a carcajadas.

— Número ocho ve por número Cinco.

Sin otra opción, ocho llegó a la habitación de Cinco. Toco una vez y no hubo respuesta, toco una vez más, pero fue inútil, y decidió entrar.

— Oye te estamos esperando para desayunar...

Fue ahí cuando ocho vio a Cinco, el cual dormía, estaba a punto de irse cuando algo llamo su atención, habían manchas rojas en el suelo que dejaban un rastro hasta el bañó.

Así que ocho entro al baño viendo que en el suelo habían vendas usadas con grandes manchas rojas.

Asustada, fue hacía Cinco y vio que tenía su brazo vendado improvisadamente con algunas camisetas viejas.

— Oye despierta, Cinco despierta —dijo mientras lo movía con desesperación.

Ocho intentaba despertar a Cinco, hasta que lo logro, dando así un suspiro de alivio.

— ¿Que haces aquí? —respondió con los ojos entré abiertos, completamente ido.

— Mejor dime, ¿Que demonios te hiciste?

Confundido,Cinco miro sus brazos y entendió lo que ocho habia visto. Se sentó con rapidez y cubrió sus brazos.

— ¡No le digas a nadie! Esto fue... Fue un accidente.

— Claro y yo soy idiota ríe irónica traeré a mamá —dijo apunto de irse.

— ¡No! Por favor no le hables.

— Estás muy débil. Es mucha sangre la que perdiste.

— Por favor... No le digas nada —Ocho no dijo nada y se fue al comedor con el resto.

— Número ocho, ¿Dónde está número Cinco?

— Cinco tubo un accidente, papá.

— ¿Como que un accidente? 

Reginald se veía preocupado, esto hizo que Luther rodará los ojos. Ocho había visto la actitud de Reginald, sabía que había algo más de fondo, que por algo delicado odiaban a Cinco. Pero prefirió no preguntar.

No era el momento.

— ¿Que clase de accidente, número ocho? —cuestionó nuevamente.

— Él... Se callo y se lastimo —termino mintiendo—. Mamá ¿Puedo desayunar con Cinco?

— Claro cielo, voy por la comida de Cinco. —sonrió y se dirigió rápidamente a la cocina.

— Solo por esta vez, número ocho, mañana tenemos entrenamiento y... Cualquier cosa me avisas.

— Si, padre.

[▪︎<🥀>▪︎]

Cinco pensaba que Reginald se había enterado de su secreto, y era lo que más temía.

Mientras seguía sumido en sus pensamientos, llego la chica con un botiquín y dos desayunos.

— Déjame curarte, las camisas viejas no te van a ayudar de mucho.

— ¿No le dijiste a Reginald? ¿Que paso?

— Veo que no dices padre  —dijo en cambio y saco algunas vendas del botiquín.

— No me cures, no es necesario que te molestes.

— Cinco se que esto no fue accidental, así que deja el orgullo y déjame curarte.

Ocho le quito las vendas improvisadas de los brazos, viendo que tenía marcas de cortadas profundas. Ocho miró a Cinco y después siguió curando lo sin decir ninguna palabra.

— Listo... Ahora desayunemos.

—¿Vas a desayunar conmigo?

— Si no quieres no, no quiero incomodarte.

— No me incómoda... Solo se me hizo extraño.

— No sé que pasó contigo y con los demás pero no puedes cortarte, porque le darías la importancia en tu vida que ellos quieren. No vuelvas hacer eso sí no... Le contaré a papá.

— Deja de mostrar preocupación por mi, no la necesito. Solo no le digas a nadie, ni siquiera a Klaus, por favor.

— La otra noche cuando te encontré en la azotea, mencionaste a una chica, Maggie... ¿Ella sabe que te auto-lesionas?

— No seas entrometida, y no, no lo sabe y no tiene que enterarse, ya dejemos este tema.

Un Error Imperdonable [Cinco Y T/n]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora