40. ¿Color de rosa?

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Algún tiempo después.

— Cinco... si mi padre te dejo a cargo de la academia a ti... ¿Por que me das el cargo a mi?

— Porque harás un buen trabajo —dio unas pequeñas palmadas en el hombro de Luther y salió de lugar.

Luther solo miro a Cinco irse, y la acción de este le hizo soltar una sonrisa pero no de burla si no de... agradecimiento, y hasta aprecio.

Al salir de la academia, Cinco se encontró conmigo sonriendo mientras lo esperaba, a lo que él me tomo de la mano y comenzamos a caminar.

¿Que cuanto tiempo había pasado?

Bueno, después de semanas con los papeles de herencia y algunas cortas discusiones, paso lo que Cinco buscaba; quedarse solo con dinero mientras que la academia -ese lugar de dolor para el- quedara con los que se decían ser hijos de Reginald.

El tiempo transcurrió, y con eso, la noticia de que Cinco y yo vivíamos juntos. Mientras que Klaus y Dave...

— Klaus... quiero hablar contigo.

Klaus asintió nerviosamente, habían pasado dos meses desde que Cinco y yo nos habíamos ido de la academia y desde entonces, Klaus no volvió hablar con Dave.

— Klaus, no nos hemos hablado en dos meses, me has estado evitando y me gustaría saber porque.

— Escucha, Dave... se que te gustan las chicas... pero a mi... me gustan los hombres. Y ese no es el problema, el problema es que... me gustas —soltó cerrando sus ojos con fuerza—. Y créeme que intenté olvidarme de eso, pero... no puedo y si después de esto no quieres volver a verme estaré de acuerdo.

— Klaus... No puedo creer que pienses que no me gustas o peor aún, que no te quiero cerca de mi vida.

Klaus, abrió sus ojos como platos, Dave sonrió y le robo un beso, para después tomarlo de la mano, esto provoco una sonrisa departe de Klaus.

— Intentemos esto, pequeño Klaus.

[▪︎<🥀>▪︎]

— Hermano... quiero confesar algo —suspiro mirando al de ojos verdes—. Yo tengo pareja, desde hace ya bastante tiempo.

— Eso es algo interesante, ¿Quien es el desafortunado? —se burló Cinco.

— No tendrás un cuñado sino... una cuñada —y bajo la cabeza.

— No puedo creerlo...

— Cinco no quise decírtelo porque tenia miedo y-

— Esa no es una excusa, no voy a perdonarte jamas el hecho de... haberme ocultado a mi cuñada, es que es imperdonable.

— Eso quiere decir que... tu me aceptas y que no te importa el echo de...

— Claro que si, pero estoy muy dolido que me lo hayas ocultado —Maggie soltó una risa—. Y a todo esto dime quien es.

— Gracias por aceptarme, tontito... y sobre ella... es Daniela.

— No te creo, ella es muy guapa como para estar con una amargada —Maggie le dio un codazo y Cinco soltó una risa—. Ven acá, hermanita —dijo para que después se abrazaran.

Algunos muchos meses después.

Cinco cocinaba mi platillo favorito, lo supe por el olor. Camine descalza hasta que llegue y lo abrace por la espalda.

— Estoy cocinando —me aferre mas a la cintura de Cinco.

— Deja eso un momento y abrázame —conteste y sin querer acerque mi mano al sarten siendo así que me queme la mano.

Yo me queje y Cinco dejo lo que estaba haciendo rápidamente para poder atenderme.

— Te eh dicho que no te acerques cuando cocino —fruncí el ceño ante el regaño—. Y no me mires así, sabes que tengo razón, es por tu bien.

Cinco salio un momento de la cocina y me trajo unas curitas. Fue así como el comenzo a colocármelas cuidadosamente.

— Eres serio todo el tiempo, pero tus curitas dicen lo contrario.

— Mira quien lo dice, quien se la pasa todo el tiempo viendo caricaturas.

— Bien, me rindo, tienes razón.

Cinco sonrió y termino de colocarme las curitas. Después se dispuso a terminar el desayuno. Que por supuesto comimos con risas.

Al momento de terminar. Él se sentó en una silla y abrió un libro. Mientras que yo me fui a dar una ducha.

Al salir con mi pijama, lo vi en su libro y me acerque a el, me senté en sus piernas quitando el libro de su vista, puse mi barbilla en su cuello formando un abrazo de koala.

— Ve a secarte el pelo —dijo colocando su mano en mi espalda y la acariciaba.

— Bien —murmure para después separarme para lo cometido.

En es momento, el timbre de la puerta sonó y Cinco fue abrir, pero al ver a la persona que habia tocado se quedo confundido.

— Princeso... no encuentro mi toalla por... —mire a la persona—. Ocho...

Al vernos ella bajo la cabeza, desde aquel dia en la academia no volvimos a saber de ella por un largo tiempo.

Me acerque a Cinco y coloque mi mano en su hombro.

— Habla con ella —le susurre a punto de irme, pero Cinco me detuvo.

— Tu toalla esta en la habitación, sécate el pelo y espérame, no te duermas aun —sonrió.

— Bien —dije sonriendo, para después mirar a ocho por ultima ves y después irme.

Después de que yo me fuera, Cinco invito a ocho a pasar.

— Gracias por aceptar hablar conmigo. Pensé que era mentira cuando dijeron que te mudaste con ella, veo que no es así —suspiro—, þpero no vine a eso, quería pedirte un favor... me iré de la ciudad por un trabajo que me ofrecieron, pero para eso necesito permiso de mi mentor, tu y Maggie básicamente son los dueños de la academia y realmente ir con tu hermana no es una opción. Y se que Luther esta a cargo, pero... sabes que no lo soporto... ¿puedes ayudarme?




















▪︎ Corregido 🥀.

Un Error Imperdonable [Cinco Y T/n]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora