𝐒𝐓𝐎𝐑𝐌 ━━ 𝖡𝖺𝗃𝗂 𝖪𝖾𝗂𝗌𝗎𝗄𝖾

「 𝗘𝗦𝗣𝗘𝗖𝗜𝗔𝗟 𝟭 」𝙴𝙻 𝙵𝚄𝚃𝚄𝚁𝙾 𝙿𝙴𝚁𝙵𝙴𝙲𝚃𝙾

FINAL ALTERNATIVO

𝓢angre, dolor y lágrimas. Un grito estremecedor, una navaja y su amado muriendo en sus brazos mientras ella rogaba al cielo una y otra vez que no muriera el amor de su vida. Pero, el destino jamás tenía piedad.

Mai se revolvió entre sus sábanas, jadeando asustada y rememorando todo lo que había vivido. No podía siquiera recordar aquel día con claridad; pero solía repetirse en sus más oscuras pesadillas como si lo estuviera reviviendo en aquel justo momento con todo lujo de detalles. Todo lo que no podía recordar despierta, lo hacía dormida.

—Mai, estás teniendo una pesadilla —escuchó entre sus sueños, como si fuera un salvavidas, una voz aterciopelada y adormilada—. Abre los ojos, venga, puedes hacerlo.

Quizás el reconocer la voz fue lo que impulsó a Mai a despertar de una vez por todas y dejar de nuevo aquellos recuerdos en el olvido; como siempre hacía al iniciar el día. Así que, con el corazón acelerado aún del miedo, fue abriendo poco a poco sus ojos azules y viendo que estaba en su cuarto, como siempre, y que aquello no era real.

—Buenos días —saludó de nuevo la voz, apartando unos mechones de cabello rubio enmarañado de su cara—. ¿Estás bien, mi amor?

—Lo siento, Kei —pidió ella, estirándose y refugiándose aún más en las sábanas aterciopeladas de la cama que compartía con su pareja—. ¿Te he despertado? Era una pesadilla muy mala.

Keisuke sonrió, abrazó a su amada y, como ella, se arropó aún más con las sábanas y la atrajo hasta su cuerpo para brindarle cariño, calidez y dejarle un besito en su frente.

—No te preocupes, ya estaba despierto porque Meowy quería salir de la habitación y no paraba de maullar el muy pesado —Mai soltó una pequeña risita—. ¿Quieres contarme de qué iba la pesadilla? Quizás así te sientas mejor.

—Era otra vez ese día de Halloween —rememoró, en un fino murmullo porque sabía que su novio también tenía aquel recuerdo como algo demasiado horrendo como para recordar—. Es cuando llegaba justo al desguace y te encontraba con la navaja. Ha sido horrible.

—Lo imagino —suspiró él, apretando aún más a Mai contra su cuerpo—. Es aún más horrible que aquello sucediera de verdad —la chica asintió lentamente—. Pero, mi amor, estoy aquí y han pasado doce años de eso. No pasó nada malo, ¿ves? Sigo de una pieza, aunque con una cicatriz demasiado fea en mi vientre.

—¿Fea? —rio Mai— Te da un toque rudo, como a Draken. Aunque, eso ya no os hace falta porque dejasteis atrás el mundo pandillero —la joven alzó su rostro—. No pasó nada malo —repitió—. Estás aquí, conmigo.

—Y no me voy a ir nunca, ¿acaso lo dudas, capitana?

Keisuke buscó los labios de su pareja, besándolos con cuidado y con sumo cariño; como siempre hacía con Mai. Su mano derecha acarició con sutileza la mejilla de su amada, brindándole un tacto suave y tremendamente delicado; como si tuviera miedo de que, de un momento a otro, Mai se rompiera por su culpa.