━━ 𝟢𝟣𝟣: 𝙻𝙻𝚄𝚅𝙸𝙰

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𝓜ai metió sus llaves en la cerradura de la puerta de su casa y la abrió lentamente pensando en todo lo que había ensayado decir para ese justo momento

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𝓜ai metió sus llaves en la cerradura de la puerta de su casa y la abrió lentamente pensando en todo lo que había ensayado decir para ese justo momento. Sin duda alguna, si su madre se ponía a darle una charla sobre sexo, chicos y relaciones, Mai se encargaría de hacer que Baji se arrodillara para pedirla perdón por haber insinuado por teléfono delante de Seina que estaban manteniendo relaciones sexuales. La sola idea de eso, por tonta que pareciera, hacía que Mai temblara y que se temiera lo peor por parte de su madre.

Al menos que su padre no se encontrara en casa era un total alivio. Si Keisuke hubiera dicho aquello en una llamada con Hiro, ahora mismo, tanto él como Mai estarían delante suya en un interrogatorio policial que no terminaría nunca, o al menos, hasta que admitieran que estaban juntos y así él podría darles una charla más. Todas las opciones que Mai se imaginaba eran nefastas, y estaba a punto de enfrentarse a su madre.

Sí, aquella que tenía un olfato de sabueso y que daba miedo cuando se ponía unos rulos en el pelo.

La joven pasó dentro de su casa, y su mirada azulada se encontró de lleno con Seina; la cual estaba esperando a su hija con una mueca seria y cruzada de brazos. El simple hecho de ver a su madre de forma tan imponente, hizo que todo lo que Mai había ensayado para decir se le fuera a la basura y que comenzara a temblar del miedo de una incómoda charla que no tenía ganas de enfrentar. Sobretodo porque todo aquello había sido una broma y porque para nada ella tenía algo amoroso ni mucho menos sexual con Baji Keisuke.

Al menos, Mai recuperó el habla y habló antes que su propia madre:

—Mamá, tengo una explicación no sexual para lo que has escuchado por llamada.

La joven rubia frunció el ceño cuando su madre no contestó, sino que bajó la mirada hasta una parte específica del cuerpo de su hija y pronto Mai comprendió que, de nuevo, la había fastidiado. Su madre tenía aquellos ojos azules que compartía con ella misma puestos en la piel de su hombro que se veía por su camisa. Aquel hombro que tenía claramente la marca de dos mordidas por parte de Baji. Incluso se podían ver claramente reflejados los colmillos del chico en su piel. Las ganas de salir corriendo solo aumentaron en aquel instante.

—¿Para eso también?— Preguntó Seina.

—Sí, para eso también.

—Mai, cariño... No quiero ser abuela tan joven, ¿está bien?— habló, y Mai suspiró de forma dramática porque ahí se venía la charla que tanto detestaba. —Yo ya sabía que entre tú y ese chico había algo, no soy tonta, ¿sabes? Las madres tenemos un sexto sentido, y además, él no sabe disimular demasiado.

—¿Ah? ¿Disimular?

—Venga ya, cuando estuvisteis aquí con los niños, se dirigió él solito a tu habitación sin tener que decirle yo donde estaba.— de nuevo, Mai tuvo ganas de correr hasta Keisuke y seguir pegándole con la almohada. —Además, ¡él olía igual que esa sudadera de la que te has apropiado! Y la casa también olía a él cuando tu padre y yo vinimos de Kioto.

𝐒𝐓𝐎𝐑𝐌 ━━ 𝖡𝖺𝗃𝗂 𝖪𝖾𝗂𝗌𝗎𝗄𝖾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora