XXIII. La fiesta

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El pánico que llenó a los espectadores, jugadores y a cada testigo en el campo lentamente tuvo que consumirse entre murmullos tras una pausa de unos cuantos minutos que para el mundo entero fueron eternos, sorprendidos ante una decisión que tacharon de inclemente los más jóvenes que no tenían en cuenta lo que en realidad estaba en juego en ese lugar: El partido debía continuar. Por más que Dominic Byron quisiese estar ahí junto a aquellos de primeros auxilios que le aseguraban a Ray que todo estaría bien, él no podía moverse de su lugar; Lo que era peor, él debía mantener el temple por todos los demás ante su preocupación por Joey y el golpe que claramente estuvo fuera de lugar. Las especulaciones no tardaron en llegar, la lluvia de rumores se esparció como la pólvora mientras el trágico accidente mantenía el estado de shock del resto y, cuando se dieron cuenta... la banda volvió a tocar, las porristas volvieron a su lugar. Bruce Hudson entró al campo con la misma expresión preocupada que todos los demás, mirando en dirección a los heridos con una incógnita que no tenía nadie más... miró lejos, ahí donde su instinto le gritaba que era observado por el único peligro que existía realmente en ese lugar, ahí donde una cabellera rubia le sonrió en silencio, acompañado de alguien a quien no esperaba... ¿por qué...? ¿Por qué Byron estaba...?

—¡Hudson! —lo llamó Dominic con una seriedad que no esperaba, una que lo puso a la defensiva, pero que se mantuvo apacible cuando se dio cuenta de que por una vez los esfuerzos de Byron no estaban dirigidos a hacerlo enojar—. Entras como reemplazo de Joey, no dejes que esos malditos de Yale se acerquen una puta yarda a mí... o vamos a enviarlos al mismo lugar en el que están Anderson y Harvey —amenazó con una ira que Bruce agradecía que no estuviese dirigida hacia él, sorprendiéndose a sí mismo cuando asintió sin protestar. A veces, por culpa de la máscara que mantenía Dominic todos los días, olvidaba ese lado de su personalidad que al parecer solo él había conocido desde el primero, no dudaba ni por un instante que esa universidad estaba a punto de ser aplastada por un malhumorado titán con el que se habían metido cuando tan solo se estaba divirtiendo.

Antes, Byron pensaba aplastarlos por diversión... pero ahora era un asunto personal en el que Bruce debía mantener la boca cerrada, porque como alguien se enterase de que tras todo esto en realidad había un culpable moviendo los hilos por su propio interés, estarían acabados. Tragó saliva duro y los nervios se apoderaron de él cuando se dio cuenta de que estaba a punto de jugar por primera vez para Hamilton, ni siquiera estaba seguro de haber escuchado las instrucciones del entrenador correctamente, pero todo estaba pasando mucho más rápido de lo que él mismo era capaz de procesar, sus emociones ni siquiera se alineaban con ese momento en el tiempo y ellos ya lo hacían para volver a jugar en otra de sus famosas formaciones.

El partido volvió a comenzar.

El ambiente estaba cargado de ánimos distintos y un humor que esparcía cierto rencor hacia Yale tras haber analizado la jugada y escuchar una y otra vez a aquellos que aseguraban haber visto una u otra cosa. Algunos hablaron de haberse tomado el asunto personal, otros de que Joey y el chico de la universidad de Yale habían tenido roces mucho antes y que solo era cuestión de tiempo, que alguien los vio pelearse, algunos más aseguraban que el culpable había sido Harvey y apenas otra parte coincidía en que tan solo había sido un accidente cuando era evidente que aquello no era ni de cerca algo probable.

Fue inútil que Luke desapareciera de su lugar en las gradas, nunca le permitieron acercarse más allá de la línea de espectadores hacia la zona en la que los de primeros auxilios continuaban revisando a los heridos y hablaban con ellos para analizar los efectos del rotundo choque entre ellos. El chico de Yale fue el primero en abandonar el lugar en la ambulancia mientras Joey y Ray hacían hasta lo imposible porque no se los llevaran a ninguna parte, pero Joey Anderson continuaba increíblemente confundido por el golpe a pesar de que el casco y el cuerpo de Ray impidieron que el impacto fuese completamente contra él. Harvey no quería quejarse, pero el tobillo y la rodilla eran sus enemigos en ese momento, nada fuera de lugar aparentemente... pero el dolor era increíble para tratarse de una torcedura, apostaban a un esguince en el que alegaron que debía hacer una visita a urgencias, pero el chico se negó de una forma tan insistente que los mismos profesores discutieron entre ellos el caso.

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