Bloom

XVII. No funcionó

No, no era cierto. Es más, habían pasado tan solo un par de días y ya comenzaba a arrepentirse, si no fuera porque no tenía algo más interesante que hacer, Dorian no estaría perdiendo el tiempo con Warren y los idiotas que se creían tan "rebeldes" como él. Debía admitir que por momentos recuperaba su atención porque, si bien no había madurado un solo gramo esa cabeza suya, por lo menos seguía siendo el mismo hijo de puta que antes.

La única razón por la que Christian Warren llamó su atención en el instituto fue el descaro que tenía para mostrarse ante todo el mundo como si nada importase, tenía esa personalidad egocéntrica que sería mucho más atractiva si fuese capaz de hacer la mitad de todo aquello que alardeaba, pero la verdad era mucho menos benevolente: Le habían dado un rostro atractivo y una familia bien acomodada, no la inteligencia para utilizarlos como era debido. Se salía con la suya muchas veces y era bueno para escapar de los problemas, pero... por más que Dorian lo intentaba, no lograba sentir más que ligeros tirones de interés que se esfumaban tan pronto como Warren desviaba la mirada o decía alguna estupidez. Pasar el tiempo con él era mucho menos aburrido que las clases, era cierto, pero no por ello más interesante que... cinco minutos con Bloom.

Un suspiro largo y tendido escapó de él al pensar en el martirio que comenzaban a convertirse esos días que nunca sabía si serían eternos. Echó la cabeza hacia atrás y miró hacia el cielo cargado y gris que se asemejaba mucho al sentir del tiempo que continuaba pasando. ¿Cuándo volvería? Cada vez que le preguntaba le regalaba evasivas que terminaban en no responderle por un día entero o dos horas... en realidad mantener la conversación era fácil, que Darrell se dignara a responderle era otra cosa. Y aun así estaba completamente seguro de que un mensaje suyo mejoraba el día mucho más rápido que las horas que ya había pasado con Christian y su séquito esa tarde, no estaba contento con ese resultado, se suponía que estaba con él para saber si podía recuperar el interés perdido y hasta ahora solo había asegurado que había tomado la decisión correcta al olvidarse de él desde el instituto, solo que ahora no era tan fácil sacárselo de encima.

—¿Aburrido? —preguntó el moreno cuando se acercó a él, sentándose a su lado en el capó del auto. El estacionamiento de ese lugar de comida rápida estaba prácticamente vacío a excepción de ellos y los otros chicos que dentro de poco caerían ebrios hasta vomitar el alma, ni siquiera se molestó en recordar sus nombres—. Podemos dejarlos aquí e irnos a otra parte.

Dorian bufó sin voltear a mirarlo, prefería concentrarse en ese espectáculo donde un par de chicos comenzaron a discutir por alguna tontería, estaban demasiado alcoholizados como para ofrecer un entretenimiento decente, pero tan solo era el medio día.

—No estoy de humor...

—Quedarte viendo a estos idiotas no lo mejorará —dijo inclinándose ligeramente hacia él para hablar por encima de las voces de los demás—. Y los dos sabemos que nos entendemos mejor cuando no hablamos.

Alzó una de sus oscuras cejas al escucharlo, mentira no era, pero no estaba tan desesperado como para caer en ese punto tan pronto. Si Warren despertase tan solo un poco más de emoción con su propia existencia quizás accedería, pero ahora solo podía pensar en volver para la siguiente clase y afrontar la mirada asesina de Ney por pasar el tiempo con-.... qué demonios estaba haciendo.

El moreno se acercó más a él a sabiendas de que los chicos estaban demasiado ocupados peleando como para prestarles atención, Dorian solo se lo permitió porque le gustaba ese cosquilleo natural que despertaba cuando la voz de Warren estaba muy cerca de su oído. En realidad, no le prestaba mucha atención a lo que decía más que a la sensación misma del ir y venir en el que sabía que en cualquier momento sentiría sus labios si cedía tan solo un poco, pero de un momento a otro... algo inesperado ocurrió con el rumbo de sus pensamientos.