LI. El principio del fin

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A pesar del mal presentimiento que invadió a Dominic y Dorian, una mirada entre ellos bastó para suponer que lo mejor que podían hacer esa madrugada era olvidarse de las preocupaciones que llevaban meses aquejándolos

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A pesar del mal presentimiento que invadió a Dominic y Dorian, una mirada entre ellos bastó para suponer que lo mejor que podían hacer esa madrugada era olvidarse de las preocupaciones que llevaban meses aquejándolos. Dominic no podía negar que estaba exhausto, entre la gran final y el secuestro de su hermano difícilmente había tenido cabeza para sí mismo y había llegado la hora de compensarlo, arrastraría con él a esos amigos con los que planeaba pasar el mejor de los ratos en la fiesta más grande que se había visto hasta el momento. Bebería hasta hacer algo que ameritara sentir el mínimo de vergüenza al día siguiente, bailaría con las chicas, bromearía con Ray y obligaría a Bruce a permanecer un rato junto a él. Eso sí, nadie le permitió a Lara conducir de nuevo.

Se limaron las asperezas, se hicieron a un lado las inseguridades, todo lo que personas como Luke y Bruce temieron que pudiese haber sido dicho para juzgarles, nunca llegó a sus oídos ni siquiera para reclamarles. Hudson esperaba tener la dicha de un pretexto para romperle la cara a Harvey, pero ni siquiera podía enojarse cuando lo veía tomar distancia y protegerse a sí mismo bajo las bromas y juegos de su mejor amigo, aún sonreía cuando Luke lo miraba, pero nunca miraba a Bruce como si lo odiara... era extraño no poder desquitarse por eso. Le molestaba que eso lo hiciera mejor hombre que él y, al mismo tiempo, le hacía comprender por qué Dominic le había hecho la vida imposible cuando recién había llegado, ahora él sabía que también amenazaría como una bestia al bastardo que pudiese amenazar con tocar a alguna de las chicas... o incluso al estúpido de Ray que no había hecho nada malo. Si se detenía un momento a analizar su vida antes y después de Hamilton, se daba cuenta de que había ganado mucho más de lo que creyó haber perdido... el puñado de gente que conocía era mucho más de la que alguna vez esperó, por alguna razón siempre aceptó que si Darrell era lo único destinado a acompañarlo en la vida eso estaría bien, pero ahora solo sabía que era mejor.

Lo que no sabía era que en el trato estaba incluido el estúpido de Dominic Byron compitiendo con él en cada juego de esa maldita fiesta, pero admitía que cuando no era el enemigo, estar con él no era tan malo... de hecho, era divertido, pero eso jamás se lo diría. Así como jamás le confesaría a nadie a dónde fue cuando desapareció a mitad de la noche, esta vez sin necesidad de una pelea, sin amenazas y con Luke siendo quien tomaba su mano riendo para llevarlo con prisa y a rastras a un lugar parecido al que todo comenzó.

Hamilton celebró su victoria a su manera, una muy similar a la primera vez... incluida la parte de dos chicos que escaparon para no volver, pero al menos no secuestraron el auto del mariscal de campo. Se huía con más gracia que culpa, entre risas que en realidad poco o nada tenían de embriaguez, lo único que no cambiaba eran esos "me gustas" a los que Bloom besó una y otra vez hasta que llegaron a ese departamento en el que pasaron sus tardes y en el que ahora probablemente pasarían mucho, mucho tiempo. Cuando la sabandija escuchó a sus padres llegar, se estiró del asiento y decidió tomar la siesta en otra parte tras detenerse a saludar, Dorian y Darrell discutían con diversión por el tema de un beso y una lista que al parecer ninguno de los dos dejaría pasar.

BloomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora