XXXIII.

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La boda de Antonio fue el mismo día que la graduación de Renata, pero de eso él no se enteró hasta después.

Fue una boda exclusiva pero sin embargo de la que todo el mundo hablaba, más que nada, lo primero que llamaba la atención era la belleza de los comprometidos, y después, la cantidad de dinero que se estimaba que tenían.

Por mucho, fue el peor día en la vida de Marco, durante todos esos meses no había parado en pensar en Renata, en buscarla, a veces incluso igual la soñaba pero esos sueños eran recuerdos del pasado, por eso al despertar no los confundia con la realidad.

Días antes de su boda no pudo dormir bien, no porque estuviera nervioso o emocionado, sino porque tenía miedo, sabía que se terminaría arrepintiendo y aun así ¿estaba dispuesto a hacer lo que estaba apunto de hacer?

Él seguía buscándola, pero ella seguía escondida. Entonces comenzó a imaginar que en cualquier momento Renata llamaría a su puerta, le pediría que no se casara y le diría que aun lo amaba; pero eso no pasó. Se imaginó que él no asistía a su boda, todo el mundo hablaría de cómo él había dejado plantada a su novia hermosa con quien aparentemente llevaba doce años juntos, incluso Renata se enteraría, esa sería su forma de hacerle llegar el mensaje «Todavía te amo, siempre te ame, por favor vuelve, por favor perdóname»; pero era un cobarde, y había ido a su boda. Se imaginó que tal vez antes de la ceremonia llegaría Renata con un vestido hermoso sólo para preguntarle:

—¿Estás seguro de hacer esto?

Y él le diría que no, que se fueran pero que se fueran juntos. Claro que eso no pasó.

A mitad de la ceremonia, se imaginó que Renata entraría y se opondría, como en las películas, pero no fue así.

Se casó con Cristina.

Ya en la fiesta, se imaginó que en cualquier momento Renata llegaría y lo saludaria para felicitarlo por su boda, entonces le diría:

—Espero que no te arrepientas.

Eso era algo más propio de ella, pensó, pero aun así, no pasó. Renata no apareció en ningún momento.

Y fue hasta el final de la noche que realmente se dio cuenta que la había perdido.

Fin de la primera parte.

XIV años lejos de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora