X. La van de Enrique

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Renata y Antonio continuaron saliendo los fines de semana con el nuevo squad (que era la fusión de los amigos de Reni y los primos de Antonio).

Le tomó un mes y unos días organizar y ahorrar para la salida que tenía planeada, sabía que para los viejos del grupo no sería problema, pero ella necesitaba juntar dinero (no iba a dejar que Marco siempre le pagará todo, y menos cuando era ella quien lo invitaba), un cumpleaños más y tener el permiso de sus padres; cuando les contó a sus amigos sobre el plan todos dijeron que sí sin pensarlo, aunque claro que no faltaron los comentarios de Camila.

—¿Y tú desde cuándo quieres ir a Yucatán?

—Desde siempre — Camila la miró con cara de 'ya.enserio'—, sólo que no me había dado cuenta.

Para Reni lo más difícil era decirle a los primos de Marco, nunca pensó tener una reacción tan positiva por su parte, cuando les contó los dos dijeron que sí sin pensarlo, la única que se opuso al viaje de dieciocho horas en la van de Enrique fue Cristina, aunque la verdad era que nadie lloraría su ausencia.

El lunes en la mañana Renata le mandó un mensaje a Marco diciéndole que hiciera una maleta con ropa para nueve días, y como se trataba de ella, él no hizo más preguntas e hizo lo que le había pedido. Cristina se enojó con él pero no le dijo (por eso Antonio no se dio cuenta), sólo se fue diciendo que había quedado de cenar con unas amigas y que harían una pijamada (cosa que no era cierta).

El lunes por la mañana Enrique pasó por cada uno en la van antes de partir. Cristian iba en el asiento del conductor; en la parte de atrás iban Dante y Fátima en los dos asientos de adelante, atrás de los dos primos iban Camila y Renata, Adrián en el primero y Antonio en el segundo del lado derecho, y ah, y las maletas en los asientos de atrás.

—No sabía que tenías una van —le dijo Camila.

—No es mía, es de mi jefe.

—¿Ya me van a decir a dónde vamos? Siento que todos saben menos yo —dijo Antonio una vez que fueron llegando a la primera caseta. Renata sólo tuvo que voltear para verlo, le sonrió.

—A la península.

—¿Estás de broma?

—No.

—Vamos a pasar más tiempo en la camioneta que en la península.

—Esa es la idea —le dijo Fátima —, es un viaje en carretera ¿qué esperabas?

—Nuestra meta es llegar hoy a Veracruz.

La regla era que quien manejara podía escoger la música, así que tuvieron que soportar cuatro horas de las canciones electrónicas de Enrique, aunque parecía que sólo a Cristián le molestaba. Durante ese rato se alimentaron de los sandwiches que había hecho Renata con su mamá y de las botellas de agua que todos habían llevado, pero cuando se frenaron en el primer Oxxo que encontraron en Córdoba todas las botellas estaban vacías y todos tenían ganas de ir al baño.

—¿A quién se le ocurrió este viaje? —le preguntó Antonio a Dante mientras esperaban a que los chicos regresaran de comprar y las chicas del baño.

—No me digas que no te lo imaginas.

Después de hidratarse otra vez decidieron ir a buscar en dónde comer, ya que Fátima se había tomado la molestia de apartar dos habitaciones en un hotel que estaba cerca.

—Aquí dice que el parque 21 de Mayo está cerca, —dijo Ardián mientras miraba la pantalla de su celular —¿por qué no vamos? Seguro que ahí hay algo.

Primero pasaron a comer a una fonda que vendía tlayudas, era la primera vez que Dante y Antonio probaban unas, después pidieron el postre que era arroz con leche. Después de estar bien comidos fueron al parque; Fátima había llevado su cámara profesional así que se dedicó a sacar fotos de todo y de todos, después le pidió a Camila que le sacara unas (que terminó posteando en Instagram).

XIV años lejos de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora