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Narra Ninah

El despertador suena justamente cuando cambió de posición para seguir durmiendo. Con desgano, alzo mi brazo y apago el aparato que me estaba volviendo loca con su estruendoso sonido. Lentamente, bajo de la cama para comenzar a ordenar la ropa que me pondría para ir a la universidad.

La verdad es que estoy muy nerviosa, ya que es el primer año que me encontraría en un ambiente totalmente distinto al escolar.

Tengo pocos recuerdos de él, pero sé que mi hermano mayor me comento que el primer año es el más divertido de todos, aunque la verdad, yo pienso todo lo contrario, pienso que será el más difícil y agotador.

—Ninah— escucho la voz de mi madre, detrás de la puerta de mi habitación —El baño está listo.

—Está bien— tomó una toalla y voy al baño para darme una ducha rápida.

Al salir del baño ya cambiada y arreglada, mi madre me esperaba sentada a los pies de mi cama, con un pequeño sobre en sus manos.

—¿Qué sucede omma? ¿Hay un nuevo recibo por pagar?— lo último lo pregunto con algo de temor.

—Ten—deja aquel sobre entre mis manos —He estado ahorrando esto para cuando ingresaras a la universidad. No es mucho, pero te servirá para algunas comidas cuando salgas con tus amigos.

—No—lo rechacé —tú y appa lo necesitan más.

—Acéptalo— acaricia mi cabello —yo lo ahorré todo para dártelo a ti.

—Gracias por este esfuerzo que hiciste— la abrazo con todas mis fuerzas. —Te prometo que voy a ser la mejor en mi carrera.

—Hija, no seas igual que tu hermano...—acarició mi cabello con una mirada triste.

—Claro que no, omma— sonrió entre lágrimas —Jamás me avergonzaré de mis orígenes. Seré la mejor de mi carrera, pero lo haré al lado de ustedes y saldremos de acá los tres juntos.

Mi madre se levanta de la cama, dándome un cálido beso en la frente.

—Suerte, mi vida—pronuncia débilmente.

Mi familia, a decir verdad, no tiene dinero, desde que tengo memoria siempre ha sido así. Cuando tenía aproximadamente unos cuatro o cinco años, mi padre sufrió un accidente automovilístico, quedando tetrapléjico. Mi madre tuvo que tomar su rol y trabajar arduamente para poder darnos una buena educación a mi hermano y a mi y a su vez poder mantener la vas así como las medicinas de mi padre. Pero cuando cumplí los diez años, desgraciadamente mi madre fue diagnosticada con un problema a la columna vertebral, el cual le impedía trabajar.

Por lo que desde ese día tuve que conseguir empleos a medio tiempo y olvidarme de mi niñez. Lo peor de todo, es que mi hermano mayor, se fue de casa y no lo volvimos a ver. La triste realidad es que él, sentía vergüenza de su familia. Aquel hecho me dejó a mí como la única responsable de este hogar y tenía la obligación de terminar mis estudios, para así poder ayudar a mi familia.

Salí de casa y caminé unas cuadras hacia la calle principal para poder tomar el trasporte que me me llevaría a la universidad. Lo suerte de esta parte, de donde vivo es que no hay escaleras tan impunidad sino que solo es una calle.  Más arriba si se deben subir unas cuantas escaleras.

Amor o ContratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora