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Narra Jimin

Volvemos a la sala y observo que en esta solamente se encuentra mi madre y Juhee, miro a los lados en búsqueda de Ninah, pero no la veo por ningún lado.

—¿Dónde está Ninah?— le pregunto a mi madre.

—Está en el baño oppa.

Jaehyun ríe levemente haciendo que lo mire —lo más seguro es que se perdió o si no está viendo que se puede robar— dice susurrando en mi oído.

Ignoro su comentario y voy en búsqueda de Ninah. Voy al baño del primer piso, el cual es el que generalmente usan las visitas.

—Ninah ¿Estás bien?— pregunto mientras doy nos toques a la puerta.

—Si...  ya salgo.

Me acomodo recostándome contra la pared esperando a que salga. Tomo el celular, pero cuando siento que la puerta se abre me acomodo  guardándolo y quedando frente a esta. Ladeo un poco mi cabeza observando que sus ojos y nariz están rojo.

—¿Qué te pasa?

—Nada, solo no me siento bien, ¿Nos podemos ir?— dice en un tono bajo.

—Si ¿Seguro que estás bien? trato de acercarme a ella, pero esta retrocede un poco y pasa a mi lado para ir hacia la sala.

Me doy la vuelta y sigo sus pasos, camino un poco rápido y al estar a su lado tomo su mano entrando a la sala.

—Nosotros nos vamos, Ninah está algo cansada.

—¿Te siente bien cariño? Te ves algo pálida.

Ella asiente con su cabeza, mi madre la abraza para después mi hermana hacer lo mismo.

—Me alegra que finalmente después de tanto tiempo nos conocemos. Estoy muy feliz de que estés al lado de mi hijo— le dice mi madre tomando nuestra mano.

Yo solo sonrió sin mostrar mis dientes y dejo un beso en su mejilla, me despido de mi hermana y de mi padre.

—Te espero mañana temprano en mi oficina— mira a Ninah y se retira sin decir más.

Salimos de la casa y entramos al auto, antes de arrancar cierro los ojos y doy un suspiro para prender el carro.

Durante el camino observo que ella está recostada a la ventana con sus ojos cerrados, se me hace extraño que no esté viendo el recorrido.

—Ninah ya llegamos...

Ella abre sus ojos levemente y se acomoda en su asiento, su mirada está un poco ida, no suele tener ese brillo que siempre tiene, baja del carro y se dirige al ascensor. Por primera vez y loco que parezca, yo sigo sus pasos.

Al entrar esta se hace en una esquina mientras tiene su cabeza baja, su actitud me extraña un poco, ya que por lo general siempre tiene una sonrisa y habla haciendo sus típicas preguntas o observando a su alrededor.

Cuando llegamos al departamento, ella sube rápidamente las escaleras, pero a la mitad de estas la detengo. 

—¿Qué te pasa?

—Suéltame...— dice con su voz quebrada.

—No, hasta que me digas que es lo que te pasa.

—¿Acaso te importa? Ya deja de fingir Jimin, deja de actuar como si te importara lo que me pasa.

—No se dé que hablas, trato de ayudarte, pero tú solo te comportas de esta forma.

Ella ríe amargamente mientras niega con su cabeza —te equivocas, solo piensas en ti, felicitaciones, tu plan salió a la perfección, ya conseguiste a tu pobretona maloliente que te ayude con tu plan.

Amor o ContratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora