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Narra Ninah

Al salir de la tienda de tecnología, retomamos el camino para salir del centro comercial, pero al ver una tienda, lo detengo para poder entrar a esta.

—Espera, debo hacer algo— me suelto de su agarre y dando pequeños pasos ingreso a la farmacia.

—Buenos días— sonrió —quisiera saber el valor de estos medicamentos— dejo el papel sobre el mostrador, esperando la respuesta del chico.

Él toma el papel y en la computadora busca los nombres y precios de estos. Cuando inicia a darme los precio de dichos medicamentos siento que en mi garantía se forma un nudo que no me permite respirar.

—Sigue siendo igual de costoso— murmuré muy bajo.

—No lo encontrarás más barato en ninguna parte. Este es su precio original— dice alzando sus hombros

—¿No me podría hacer algún descuento?— pregunté cabizbaja —no tengo suficiente dinero para comprarlos.

El pelinegro suelta una gran carcajada ante mi pregunta. —Es la pregunta más ridícula que me han hecho, mejor vete y vuelve cuando puedas pagarla.

—Entiendo, muchas gracias por su servicio—

Tomé el récipe y bajé la mirada, con la intención de salir de la farmacia. Pero repentinamente sentí que alguien pasó por mi costado rozando mi hombro.

—Auch...— sobo este un poco para aliviar el dolor del golpe.

—Yo pagaré.

Su voz retumbó en mis oídos, es cierto lo que estoy escuchando, me volteo y poco a poco fui alzando la mirada, hasta ver parte de su rostro.

—Deme todo lo que la señorita le solicitó— dice poniendo su tarjeta sobre el mostrador.

Rápidamente, el chico guarda los medicamentos en una bolsa dejándola sobre el mesón —tenga— dice de mala gana.

El rubio paga los medicamentos y antes de darse la vuelta le dice algo —Antes de irme te diré una cosa— le dio una mirada intimidante al vendedor —aprenda a tratar mejor a sus clientes.

—¿A qué se refieres?

—Hace un momento escuché como te burlabas de la señorita.

—Fue su culpa, porque me pidió una rebaja— rio nuevamente.—Es tan tonta, quien le va a dar rebaja por esos medicamentos.

—Sea cual sea el motivo, no debes burlarte de la gente sin saber las razones de estas.

Toma la bolsa entre sus manos y jala mi antebrazo, para salir del lugar. Por un par de minutos guardamos silencio, ninguno dice nada, tomo un poco de aire y lo boto hasta que finalmente tengo el valor de hablar.

—No debiste hacerlo.

—¿Hacer qué?— pregunta con seriedad.

—Pagar la cuenta y...decirle eso al chico de la farmacia.

—Primero que todo, yo prometí que si aceptabas el trato, te daría todo lo que necesitaras. Segundo, no lo hice por ti, sino que siempre me han molestado las personas como él.

—Oh entiendo— introduje las manos en mis bolsillos de mi sweater —de todas formas, te doy las gracias.

Cunado llegamos al carro, escucho el seguro del carro para después ver cómo abre su puerta —sube.

Asentí, con la mirada puesta en mis zapatos, me senté en el asiento del copiloto y me puse el cinturón esperando que el prendiera el carro.

Durante el resto del viaje, mi mirada se enfoca en el paisaje que me rodeaba, nunca había tenido la posibilidad de salir, ni mucho menos conocer el mar, por lo que esto es como un sueño. Espero que alguien día pueda traer a mis padres y darles un poco de felicidad. Compensarles un poco de lo que han hecho.

Amor o ContratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora