Prólogo

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Narra Jimin

Me encuentro manejando, las calles están más solas de lo normal, hay uno que otro carro y la mayoría de las tiendas están cerradas, unas gotas comienzan a caer, observo mi reloj y marcan las cinco de la mañana y yo aún no regreso a casa. Pero no es mi culpa, sino la de mi amigo Namjoon, sus fiestas son tan geniales que no me la podría perder y mucho menos podía irme sin gozarla hasta el último minuto.

Finalmente, en medio de mis pensamientos y más, llegué a casa. La verdad es que al ser de madrugada todos están dormidos, los únicos despistados sería algunos empleados, pero sé que no habrán muchos por ahí, ya que lo más probable es que mi padre ya se fue a uno de sus viajes de negocio, pero creo que me equivoque.

—Park Jimin— grita al ver entrar por la puerta.

—¿Qué?— pregunto sin darle mucha importancia.

—¿Crees que estas son horas de llegar— pregunta mirando su reloj. —Hoy tengo un viaje, no puedo esperarte todo el día.

Rio roncamente al escuchar aquello —de viaje o estar con una de tus mujeres.

—¡Basta!— grita desesperado —estoy cansado de tus insolencias y falta de respeto— dice mientras se acerca a grandes pasos.

—¡Solo mírate!— me señalo con su mano. —Esos pantalones pegados, las camisas con los bonotes abiertos, tu cabello pintado de amarillo— cubre su cara en desesperación — ese no fue el hijo que tu madre y yo criamos.

Suelto otra risa —ella me crio, no tú, y mi atuendo no tiene nada de malo, es la moda de hoy en día, que a ti no te guste, es otra cosa.

—No tengo tiempo para discutir contigo— se aproximó a la mesa central de la casa y tomó las llaves del carro para caminar hacia la puerta —me iré a la empresa.

—Esa compañía me dará millones cuando sea mía— murmuro con una sonrisa.

Mi padre voltea hacia mí, con su rostro ardiendo en llamas.—Jimin no tenía planeado decirte esto ahora...pero viendo las circunstancias, lo haré ahora— vuelve hacia donde estoy —yo no permitiré que destruyas la empresa que tanto me ha costado construir.

—Legalmente es mía.

—No lo es y eso lo sabes muy bien— dice en un tono serio.

—Si esa empresa no es mía, no será de nadie— respondo de la misma forma.

—Te equivocas— responde manteniendo la calma — lo he pensado mucho y si no demuestras que has cambiado le heredaré la empresa a tú...

—Ni se te ocurra, él no es nadie para que se la des a él.

—Si lo es, ya hable con él y está dispuesto a hacer el convenio con la empresa.

—¡Te odio!— le grito mientras mantengo mis puños cerrados.

Mi padre se acerca a mí y me da una bofetada por lo que dije.

—¡No lo golpes!— el grito de mi madre nos interrumpe.

—¡No te metas AeRin! — le grita mi padre.

La sangre me hierve al ver como la trata —a ella no le gritas, si tienes un problema lo solucionas conmigo, no lo tienes que pagar con ella.

Él parece entender y por primera vez parece  darme la razón, se aleja de mí, se acerca a mi madre y deja un beso en sus labios.

—Nos vemos en la noche cariño.

—¿No te ibas de viaje?— el niega y le da otro beso para después alejarse.

—Tú ya sabes— abrió la puerta de la casa y salió dejándonos solos.

Amor o ContratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora