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Narra Ninah

—¿Disculpa?— reí con ironía.

—Por una vez en la vida creí que tenías algo de corazón como para admitir tus errores de forma correcta, pero veo que no— me di la vuelta para poder  ir en búsqueda de mi madre.

—Ok, está bien, no te molestes— colocó una de sus manos en mi muñeca izquierda, deteniendo inmediatamente mis pasos —ahora dime, ¿Cómo está tu padre?

Aquella pregunta proveniente del rubio, fue tan inesperada, que no puedo formular una respuesta en ese mismo momento.

—¡Hey!—paso sus manos por mi rostro —¿Acaso te comieron  la lengua los ratones?

—Lo siento, es solo que no me esperé que me preguntaras eso— acomodé mi cabello — él  ya está fuera de peligro.

—Eso es muy bueno, es una buena noticia— sonrió dulcemente.

—Si— tosí ligeramente, mientras tocó mi garganta.

—¿Qué ocurre?— preguntó —¿Te sientes bien?

—Sí, no es nada.

—Ven.

Tomo mi antebrazo para sacarme del lugar para después de caminar por unos minutos hasta que llegamos a la calle.

—Sube al auto.

—¿Qué? ¿Por qué quieres que suba?— me libré de su agarre.

—Iremos a comprar algún medicamento para tu resfrío.

—No es necesario, además si te das cuenta estoy en el hospital, acá me pueden atender.

—Es verdad, pero tampoco es tan grave como para pedir una cita al médico— subió a su coche —Qué esperas? Sube.

— No puedo irme, no puedo dejar a mi madre sola, además tengo que esperar a que me den los medicamentos que mi padre necesita y la cuenta del hospital.

Eso es otra cosa que me tiene mal, cada vez pasan más cosas y que no sé qué hacer. Siento que al final voy a deber cada vez más.

—Te dije que no debías preocuparte por ellos, así que ahora sube al auto— habla algo más desesperado.

—No puedo irme así como así. 

El rueda los llevan su mano al puente de la nariz, su pecho sube y baja para después asistir.

—De acuerdo, ve hablar con tú madre y asegúrate que tu padre está bien.

Asiento y me doy la vuelta pero su agarre en mi muñeca me detiene.

—Espero que sea la última vez que te vuelvas a escapar. La última no seré tan considerado.

Lo miro y me suelto sin decir nada. De verdad que este chico es increíble, su nivel de  solidarida  es el mínimo.

—Hija te estaba buscando, ¿Dónde estabas?

—Lo siento omma, está buscando el baño y me perdí.

—Pero si el baño está al frente hija— dice señalando este.

—Ahh...no lo vi omma, debe ser el cansancio, además sabes que soy algo despistada— digo regalándole una sonrisa.

Ella asiente sonriendo igualmente —el doctor dice que tu padre ya está bien, sin embargo dice que es mejor que pase otra noche en el hospital. Para tener mejor control.

—Está bien omma, es por su salud. Quédate tranquila.

—Pero eso incrementa los gastos Ninah, no puedo dejar que te encargues de todo.

Amor o ContratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora