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Narra Ninah

Me encuentro en una tranquilidad majestuosa, mis ojos ven un lindo arcoíris y un adorable campo decorado de únicamente un color verde, con pequeños detalles de colores morados y rosados que provienen de las hermosas flores.

Estoy sentada, apreciando la hermosa vista, el sol comienza a esconderse, pequeñas lágrimas comienzan a caer y siento un dolor en mi pecho. Quiero romperme en un llanto, pero sé que eso no arreglaría nada, solo lo empeoraría, pero ese  tortuoso nudo en la garganta hace que todo mi ser duela.Pareciera que  esperanza es lo que mi corazón pide, pero mi mente sabía que ya no había una, ¿O tal vez sí?

Volteo por inercia hacia la derecha, y veo a alguien que a pasos lentos se acercaba a mí, a pesar de que su imagen es borrosa, no siento temor, le regalo una leve sonrisa cuando veo que cada vez se acerca más.

Despierto algo alterada de aquel sueño, una sensación extraña en todo mi cuerpo, acompañada de la agitación acelerada de mi corazón y el sudor recorriendo mi rostro.

—¿Qué fue ese sueño tan raro?

Aquella pregunta no deja de dar vueltas en mi cabeza, incluso en el momento que terminé de ducharme, esas imágenes sigue invadiendo mi mente.

—No recuerdo haber vivido eso...

Finalmente, después de varios minutos pensando en esa situación, bajé a la cocina para buscar algo de comer, pero mi mirada se detuvo en la silueta pensativa de PJ en el sofá.

A pasos lentos me acerco a él —PJ—pronuncié débilmente.

El parece no me escucho, porque se mantiene en la misma posición, así que tomé aire profundamente y me acerqué

—PJ.

—No me hables — alzó la voz —vete—indica haciendo señas con su mano.

—Está bien.

Camino hacia la cocina y coloco un poco de fruta en un recipiente, vi entre todas las cosas algo que llamó mucho mi atención.

Rápidamente, lo tomé entre mis manos y lo vacié dentro de una taza, luego de algunos minutos caminé nuevamente hasta donde se encuentra PJ y estiré mis manos.

—Ten.

—Joder, acaso no te dije que me dejaras en...¿Qué es eso?—mira la taza que sostenía en mis manos.

—Es un té.

—¿Y para qué querría yo eso?— rodó los ojos.

—Mi madre siempre me da té cuando me siento triste o molesta— dejé la taza sobre una mesita que estaba justo frente a él.

—Ten cuidado que está muy caliente.

—¿En qué momento empezaste a fingir ser buena persona?, si piensas que siendo así te dejaré ir, estás muy equivocada—negó con la cabeza.

—No lo hice con la intención de que me dejaras ir.

—¿Entonces?— dice con una risa sarcástica mientras cruza brazos.

—Desde pequeña me enseñaron a que siempre hay que sonreír y ayudar a las personas a que también lo necesiten.

—El rencor no debe influir en la acción de ayudar al resto a ser felices— sonreí, para luego caminar hacia las escaleras.

—Espera— sentí que él jaló mi antebrazo —Este fin de semana iremos a visitar a mis padres.

—¿Dónde?— abrí los ojos como platos.

Amor o ContratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora