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Thais

Llevo un mes trabajando para Theodore y poco a poco siento las nubes grises del horizonte despejarse. En el trabajo cada vez hago las cosas mejor, aún me queda mucho por aprender, pero estoy emocionada por todo lo que he ido aprendiendo. Hoy he recibido mi primer sueldo y estoy muy feliz.

Anjoly ha pasado varias veces a la empresa a hablar conmigo y me he acostumbrado a ella, y a su forma de ser. Quién me iba a decir que seríamos muy buenas amigas. También me ha dado ropa suya que según ella no usa porque le quedan pequeñas y gracias a eso tengo algo decente que ponerme para salir a trabajar. En cuanto a Verónica y David había intentado ponerme en contacto con ellos, pero nada. Incluso les he enviado un correo electrónico pero no hay señales de vida.

En cuanto a esos días sin Aang han sido fatales. No voy a negar que al principio de la cuarta semana empecé a sentir los síntomas de la abstinencia. Me arde la entrepierna con agresividad cada noche y mis labios solo desean los suyos. Jamás pensé que su ausencia me afectaría tanto.

Y qué pasaría las noches llorando por haberlo apuñalado.

Aang se ha vuelto mi mayor fantasía cada noche; sueño con él encima de mí, pentrándome con aquella pasión y fuerza que solo él me ha dado.

Me lo he imaginado desnudo en mi cama, conmigo a horcajadas encima de él mientras le riego cera en el pecho, luego le arrastro la lengua encima, lo devoro a besos y termino cabalgándolo con desesperación. He extrañado los azotes, mis manos esposadas.

Y eso es absurdo.

¿Quién extrañaría que le azotarán?

Es demasiado absurdo pensar en Aang de esa manera, pero no lo puedo evitar.

—Es hermoso —Anjoly me está ayudando a meter una de las dos cajas que poseo dentro de mi nuevo departamento.

Es un estudio muy lejos de la habitación horrible donde vivía antes. Tiene una cama amplia y sábanas limpias, un aseo pequeño pero con ducha y váter reluciente, una salita con televisión y una pequeña cocina. Además, Anjoly y yo somos vecinas, pero la suya está en el último piso y es más grande porque todo el piso de arriba es suyo.

—Eso hay que celebrarlo —dice emocionada. Pero luego parece acordarse de algo. —¿Está todo subido?

—Sí, solo eran cuatro cajas —le digo avergonzada de que todas mis pertenencias quepan en cuatro cajas. —No tenías que ayudarme, ya que no había mucho que subir.

—Quiero que estés cómoda, además ¿qué clase de ex novia sería si no te ayudo? —se burla.

Hago una mueca y me pongo tensa.

—¿Una común y corriente?

Anjoly se ríe.

—Seguir deseando a su ex, está bien y es normal que aún quede alguna chispa donde hubo pasión, pero odiar a la nueva novia de tu ex solo por eso es absurdo.

—Nunca fui su novia. Solo nos acostamos sin compromiso —digo con amargura. —Y además, todo está perdido.

—No lo creo —me dice segura. —Créeme, él aún siente cosas por ti.

Absurda [Libro #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora