Aang
Anton mete nuestras cosas en el maletero antes que nos metamos en el coche. Yo llevo vaqueros y una camiseta, algo que casi nunca me pongo fuera de casa. Está bien llevar algo que no sea un rígido traje de vez en cuando.
Thais lleva un vestido blanco y parece la más jodidamente maravillosa de mis fantasías, es la encarnación de Afrodita. La tiene atada al cuello con una tira y se ajusta perfectamente a su cintura. Sus largas piernas están estiradas delante de ella con zapatos altos de cuña. Anton siempre elige la ropa perfecta para ella, se nota que toma nota de lo que le dice Thais cuando le pregunta por sus gustos.
Conducimos a través de la ladera de la colina y nos dirigimos hacia el oeste, escuchando la canción Whine Up de Kat DeLuna, la versión en español —por elección de Thais—, quien canta a todo pulmón y no deja de moverse mientras me mira, creo que sí pudiera se levantaría y comenzaría a bailar como toda una loca. Al cabo de un rato veo que tiene una mano sobre el regazo y hago lo que sé que quiere. Se la cojo y la mantengo sobre su muslo, siendo romántico, como ella quiere.
Ella me aprieta suavemente la mano y las comisuras de sus labios se elevan en una sonrisa y eso me gusta. No te enamores me repito una y otra vez todos los días que la veo, pero cuando me mira así y me sonríe, me olvido de todo y lo más importante es que solo la quiero a ella en mi vida, diciéndome te amo. Y es ahí qué comienza el infierno más hermoso que he podido vivir, tan cruel tan bello, tan despiadado, tan perfecto que no me pertenece.
Y eso me hace feliz.
Está mañana el doctor la revisó y dijo que estaba en condiciones de hacer fuerza, suerte para mí.
Ella estaba feliz hasta que Elliot la llevó a encontrarse con sus amigos y regresó en un mar de lágrimas. Así que, planee el viaje para que despeje la mente.
Siento el contacto de sus manos con la mía.
Tocar la mano de una mujer no es difícil. Follársela hasta hacer que se corra dos veces tampoco lo es. Sé cómo ocuparme de una mujer. Sé cómo ocuparme de varias. Pero ocuparme de una que hace que se me pare el corazón es una historia completamente diferente. Su contacto significa muchísimo más.
Y ya no tengo miedo a eso.
No hablamos durante el trayecto porque no hay mucho que decir. La última vez que habíamos hablado de cosas serias, ambos nos habíamos hecho más preguntas que nunca antes. Me había dado cuenta de que había amado a un hombre mucho antes de conocerme a mí, bueno, quizá no era amor en sí, sino atracción. Ella aprendió mucho sobre mí, del tipo de cosas que yo mantengo confidenciales incluso para mis amigos.
Llegamos a la casa en menos de treinta minutos. No es ni mucho menos tan grande como mi finca, o mi casa en Estados Unidos, pero basta para alojar a quince personas o menos. No la visito muy a menudo porque estoy ocupado con el trabajo y con mi vida. El único momento en que acudo a aquel lugar es cuando deseo estar solo, lejos de de todos incluso de Anton y Elliot.
Atravesamos la verja y aparqueo el coche en la rotonda de la entrada. Hay una fuente en el centro, con agua saliendo de la parte superior para caer pulverizada como gotas de lluvia.
Thais contempla la escena, con las puntas de los dedos presionadas contra la ventana.
—Este lugar es increíble.
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Absurda [Libro #2]
RomanceSegundo libro de la «Saga Placeres Culposos». El amor y el odio son el mismo sentimiento que se expresan y se viven de forma distintas. Y así es Thais para mí, con ella experimente una turbulencia de emociones desde el amor más absurdo hasta el odio...