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Aang

No estoy llevando aquello muy bien.

Su respiración agitada a mi lado, su cuerpo que parece débil tiembla contra el mío y sus ojos que se pierden en la ventanilla.

Mi cuerpo está en paz por sentirla cerca, pero mi mente se ciega. No puedo evitar su pelo, su piel y cintura, y todo esto me sigue volviendo loco.

Casi me mata.

¡Luego huyó con su amante!

La furia me afecta. Me arde por dentro.

Había pensado dejarla ir. Me había traicionado y no podía soportar la idea de ver su rostro de traidora cerca de mí. Pero cuando vi la coordenada GPS que estaba en el bar, uní los puntos y me di cuenta exactamente qué iba a pasar. Se tiraría a alguien está noche; es más que obvio, se emborracha y termina en la cama de algún desconocido.

Otro hijo de puta con suerte.

No estoy seguro de lo que pasó. Todo pensamiento racional me había abandonado y cuando Lars me llamó para avisar que estaba saliendo con un tipejo y que se comían en todo el transcurso hasta el auto, vi todo rojo. No fue suficiente que se acostara con Theodore.

Lo único que deseé fue traerla de regreso y castigarla de mil y una manera posible.

Antes de darme cuenta me vi sentado en mi coche en dirección a su apartamento.

Y ahora que la tengo de vuelta pagará por todo.

Me giro para mirarla y veo que sigue mirando la oscuridad.

Ahora que está cerca la necesidad irracional de explotar y hacerle daño ha desaparecido.

Medio adormilada Thais se acurruca cerca de mí en el asiento trasero, sin darse cuenta frota la cara contra mi cuello con los ojos cerrados.

Y solo con eso se me pone dura, odio que mi cuerpo reaccione al sentir sus labios rozarme la piel.

Se aleja rápidamente al ver lo que hizo, justo cuando el coche se para delante de la casa. Bajamos y atravesamos las puertas. Me siento listo para tomar unos cuantos vasos de escocés frente a la chimenea y relajarme. Luego me acostaré con Thais antes de irme a la cama, tengo que borrar las huellas de ese tipo en ella.

Que hubiera duda en su apartamento no significa que ahora no lo haré.

Ella es mía.

Al menos por los meses del contrato que había firmado.

Puedo hacer lo que quiera con ella y no lo puede impedir.

Thais permanece a mí lado y no se mueve sin mi permiso. Al menos parece más dócil que la primera vez.

―Thais.

Se gira hacia mí. Tiene el pelo revuelto por mis puños en ella, pero aún así esa onda salvaje le queda. No muchas mujeres pueden presumir de eso.

Pero nunca se lo diré.

No está en mis planes ser amable con ella.

Absurda [Libro #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora