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Aang

Mis ojos están centrados en ella, mi pene duro en mis pantalones. En el momento en que se aleja, soy despojado de mis básicos instintos masculinos, reducido a un hombre que quiere a la mujer más bella de la habitación. Desde lejos contemplo a Thais quien está entretenida en una conversación con Anjoly.

—Maldición, esa mujer puede ser una diosa venerada si quisiera.

Me detengo ante el sonido de una voz profunda, reconociéndolo a pesar de que solo lo había escuchado un puñado de veces. Con mi vaso en la mano, lentamente me vuelvo hacia el hombre que había venido a mi lado. A casi siete pies con un brillo maníaco en los ojos, mira a mi pequeña como si tuviera los mismos pensamientos que yo.

Mi corazón se acelera, mis dedos aplastan mi vaso con demasiada fuerza. Mis ojos se centran en los dientes blancos que son visibles en su sonrisa carnal. Realmente no esperaba que él apareciera, pero cuando se trata de dinero, no importa cómo se gane. Finalmente vuelve su mirada hacia mí, sus ojos azules como la profundidad del mar.

—Entiendo por qué no estabas ansioso por venderla y por qué la tomaste antes que yo.

No llevo un arma, e incluso si la tuviera, destruiría mi reputación si la hubiera sacado en una fiesta como esta. Todo lo que puedo hacer es sostener su mirada y verlo sonreír de alegría, disfrutando el hecho de que estoy claramente desprevenido por haber pensado que tendría mínimo la decencia de no venir al saber que Thais había afirmado todas mis dudas sobre él.

Theodore sostiene una copa de champán como si fuera un hombre decente que merece estar allí. Solo lo he invitado por su apellido falso. Cuando hago presentaciones las invitaciones deben estar dirigidas a un grupo selecto de personas influyentes y relevantes en diferentes áreas tales como Sumilleres y Enólogos Renombrados, Chefs y Restauradores de Alta Gama, Distribuidores y Minoristas, Celebridades y Personalidades del Espectáculo, Representantes de Hoteles y Resorts de Lujo entre otros, para mi desgracia, si no invitó a un miembro de los Alexander los medios pensarían que le temo a la competencia.

—Te haré una oferta...

—Si crees que puedes quitármela de nuevo, estás equivocado. Crúzate en mi camino, y te las verás con todos mis hombres. Entrarás en un campo de batalla y comenzarás una guerra sin fin. Ambos sabemos que eso no es algo que quieras —mantengo mi voz baja para que la multitud que me rodea no me escuche.

Él sonríe levemente, como si esto fuera una especie de broma.

—No voy a quitártela, Aang. Vamos, pensé que nos teníamos más respeto que eso. —sus palabras no significan nada porque sé que esto sigue siendo una amenaza, simplemente velada. —Estoy dispuesto a ofrecerte un precio justo de valor de mercado.

Tal vez es solo un asunto para él, pero es increíblemente insultante para mí. —Ella no está a la venta.

Suspira.

—Cuarenta millones —toma un trago de su champán y luego muestra una sonrisa merodeadora.

Cuarenta millones es una cantidad astronómica para un ser humano y este psicópata quería comprarla como una vaca, como buen bistec. ¡Dios, tengo ganas de matarlo!

—No.

—Cincuenta.

—No.

Absurda [Libro #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora