6 años de edad.
Mi corazón se ha acelerado un millón de veces al ver como su cabello se ondeaba en el aire.
Suspiré.
Su risa estaba grabada en mi oído, eso me daba felicidad para seguir ayudando a mi tía.
Eché un vistazo hacia atrás, ella araba la tierra con la felicidad. No necesita de mi ayuda.
Volví a lo mío.
No recordaba la expresión que mi tía Bia me había dicho a lo que quería darle nombre cada vez que veía a Isis.
¿Hermosa? Esa era la palabra. Isis era hermosa. Nunca he podido dejar de mirarla. Nunca, cuando digo nunca es nunca.
Siempre mis ojos estaban en ella, era lo más hermoso de estas tierras, las flores que rodeaban nuestro jardín no era competencia para Isis.
Suspiré.
Nadie era hermosa como ella.
Me dolía el corazón cuando la veía.
Quería olfatear su cabello. Otra vez. Otra vez. Una y otra vez.
Isis. Isis. Isis. Isis. Isis.
Suspiré.
Su risa me hacía sonreír. Aunque siempre sonreía cuando se trataba de Isis. Y como siempre pensaba en ella, siempre sonreía.
¿Estoy... chiflado? Como en esa película de un hombre de convertía en animales... no recuerdo cómo iba.
Yo solo pensaba en la princesa Isis.
— Deja de observarla y ve hablarle. Yo puedo terminar el trabajo aquí.
Pegué un brinco al escuchar la voz de mi tía sobre mi odio.
Mis oídos, nariz y olfato dejaban de funcionar cuando observaba a Isis.
Isis era mi princesa. La única que tenía todo mi tiempo.
— ¿En serio puedo ir? — No la miré. ¿Cómo podía quitar mis ojos de Isis cuando su cabello se movía como magia en el aire? Hoy estaba tan hermosa — ¿No necesitas mi ayuda? — quería correr hacia ella y jugar solamente los dos. Yo cuidaría de ella.
Sentía como si una mano hundiera mi pecho y lo aplastara, se me iba la respiración cada diez segundos.
— ¡Voy tres! No me he caído. Son mis rocas a partir de ahora — ella gritó entre risas a las demás. Ellas no me importaban, no sabía sus nombres, no me importaban sus nombres.
Solo Isis. Ella era mía.
Ella saltaba sobre nuestras nuevas rocas de montañas, ¡eran inmeeeeeeeeensas! Para ella era fácil saltar de una roca a otra, sus lindas alas se movían entre los aires, amortiguando más fácil la caída.
Pero en estos días, sus alas habían estado fallando, y a mí me daba mucho miedo de que ella se lastimara. Me dolería mucho mi cuello si ella llora.
— De todas maneras, he hecho todo el trabajo yo sola. Sin su ayuda, jovencito... — apreté la cerca al ver como ella casi resbala por la cúspide —... ¡Bastian! No me gruñas... — ¡No! Su olor a sangre me hizo doler la cabeza y mis garras salir — ... ¡Espera! ¡No corras...!
Corrí hacia ella, sabía que mi tía me retaría cuando regresara por haberla dejado hablando sola.
Pero ella debe entender ¡Isis está herida!
— ¡No te muevas! ¡Estás sangrando, Isis! Por favor, quédate allí — escalé la roca hasta estar en la cima y poder agarrarla en mis brazos.
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Encantado
WerewolfElla... Isis. Mi pequeña hada me tiene completamente hechizado. Ella ha sido mi mejor amiga de toda la vida, la he amado desde el primer momento en que la sentí. Mi compañera. Mi hembra. Mi destinada. Mi Isis. Y me estoy esforzando para que lo nue...