13. Feliz Año Nuevo

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— ¿Por qué? Te falté el respeto anoche, no debí dejarte con la palabra en la boca y tampoco apartarme de ti.

— Bastian... ¿Qué? No, Bastian — ella negó — Si no me quieres hablar, si no me quieres tocar o ver. Está bien, tienes el derecho a tratarme así. ¡Yo te lastimé! ¡Deja de tratarte como si el culpable eres tú! Tú haces todo bien. Eres el ser más perfecto que he conocido. La culpa es mía, no tuya. No te vuelvas a disculpar.

Pero... es... mi... culpa... ser un tonto animal que no mide sus impulsos.

Ella agarró mis manos, yo dejé que las envolviera entre las suyas y las llenara de besos. Mis músculos se destensaron, podría ser un completo animal por Isis, pero así cuando siento que pierdo el control, ella puede traerme de vuelta.

No nos hemos comportado como animales, ¿de qué hablas?

— Me dolió mucho ver como lo besabas, Isis... yo sentí mi corazón sangrar de una forma atroz. Me mataste.

Ella bajó la mirada y miró hacia otro lado.

— Fue algo estúpido, Bastian. Lo sé, y no hubo día en que me atormentara por conseguir las cosas de esa manera. No quería usar mi belleza para tentarlo. Deseaba tanto viajar contigo que me cegó la emoción y no pensé en que nos lastimaría a los dos. Aunque... a mí me lastimó besarlo, pero... no pensé que tú lo habías visto.

— ¿Me lo ibas a decir alguna vez?

Sus ojos se movieron hacia todos lados, evitándome por completo.

No.

— Por algo te lo iba a ocultar... pero, si pensé en hacerlo.

— Entonces es un no.

— ¿Me perdonas, Bastian?

Una pequeña parte de razón dentro de mí, me grita que lo estamos haciendo es estúpido, reclamarnos... frente al reino somos amigos y ante nosotros... No lo sé, tenemos algo raro donde solo yo sé que ocurre entre nosotros.

No olvido que el lobo soy yo, no ella. Pero a la vez pienso que es ella la que se siente arrepentida y pidiendo disculpas... ¿Por qué se disculparía? Solamente somos estamos actuando el papel "amigos".

Y la mayor parte de mí, me dice que nos pertenecemos y que tenemos el derecho a celarnos, tocarnos, reclamarnos y besarnos exclusivamente entre nosotros, porque así es como debe ser.

¿Tenemos la culpa? Casi no lo veo así. Por la Diosa, nada más somos un par de cachorros hormonales.

Yo más que ella.

Pero tampoco debo ser un idiota por enojarme con Isis porque besó a otro, confío en ella que no lo hizo con intenciones de placer, amargamente acepto porque lo hizo.

Se cierra mi garganta de solo pensarlo nuevamente.

— Prométeme que no volverás a besar a nadie más, Isis — me arrodillé frente a ella, sosteniendo sus caderas con mis manos, la acerqué a mí — Por favor.

Ella agrandó sus ojos, frunciendo sus labios, sus manos rodearon mi rostro y se acercó a darme un lento beso en mi frente.

Cerré los ojos y gruñí. Mi cabeza cayó sobre su pecho cubierto por una simple camisa humana.

Ambos nos detuvimos abruptamente. Tensos. Mis manos se pasearon por su delgada figura hasta un poco más arriba de sus muslos. No quería ser tan tan tan irrespetuoso.

Tragué grueso. Mis colmillos crecieron al sentir su aroma dulce de lo que ya ahora entendía, era excitación.

Isis movió sus manos a mis cabellos y los acarició, jugando entre sus dedos. Tenía la sensación de que iba a ronronear.

EncantadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora