3. Las hormonas pegan diferentes.

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12 años de edad.

Hoy aprendí lo que era heliocentrismo.

Y analizando esa teoría, me hizo pensar que eso es lo qué pasa con Isis y yo.

Isis era el sol, y yo era todo lo que giraba alrededor de él. Era mi centro y la luz de mis ojos.

Tiene sentido, considerando que es mi compañera.

Sí. Sé que soy un licántropo y que ellos tienen una especie de alma gemela. Isis era el amor de mi vida.

Pero ese siempre lo supe.

La Diosa Luna, que es mi madre creadora, me trajo a Isis a la vida para hacernos felices mutuamente.

Ahora pude entender esta clase de comportamiento agresivo con ella. Era mi lobo, que aún no aparecía, para tomar a Isis. Queríamos a Isis en nuestra habitación.

Yo quería darle calor todas las noches.

Hacerla reír.

Darle cariños y regalos.

Cazar para ella.

Es muy fácil hacerlo, sin embargo, ¿convencerla?

No creo que alguien de la realeza se contente con una habitación desordenada y apestosa.

Ella merece más. Y estoy luchando para ser suficiente para Isis.

Mi cuerpo está cambiando para ser más fuerte, seré capaz de protegerla de cualquier mal.

También soy más veloz. Pienso siempre que cuando hagamos carreras le dejaré ganar a Isis.

¿O no? Porque me gustaría ver su carita enojada, con pucheros y ojitos llorosos.

Mmmm.

Ahora ella me estaba esperando, yo estaba ansioso por abrazarla y dejar todo mi aroma en ella.

Tengo muchos besos que repartir el día de hoy.

Entendí que ella siempre fue mía. Por eso me sentía como un animal enjaulado con ella al no estar cerca de ella.

Isis era mi dosis diaria de atención y amor. Y si no obtenía mi dosis, iba a morir lentamente en vida.

Salí de la casa y corrí a nuestro punto de encuentro. Era nuestro enorme árbol de telarañas de hojas en donde nuestra guarida nos espera.

Yo la había equipado para nosotros, espero que ella admire que, si puedo mantenerla cómoda en cualquier lugar, o que hago lo posible.

Gruñí. Su aroma a canela llegó a mí. A lo lejos pude ver cómo sus pies se balanceaban sobre las ramas. Ella estaba haciendo una enredadera de hojas.

Quiero divertirme.

Desaceleré unos metros antes del árbol, con pasos cautelosos me acerqué y subí por la corteza con la vasta experiencia que había adquirido.

Ahora era muy ágil y hábil. Soy señor cauteloso.

Su cabello se asomaba por las ramas, ella lo había dejado crecer nuevamente. Y yo estaba perdidamente fascinado en las hebras onduladas.

— ¡Boo! — La abracé por las espaldas. Ella pegó un grito, besé sus mejillas unas... ¿Veinte veces? Ella reía y abrazó mis brazos — Eres mi rollito de canela favorito.

— Bastian — se limpió la mejilla de mala gana — Pudiste hacerme caer — me acusó. Yo opté por callar. Ella nunca caería, yo la hubiese atrapado — Traje algo para ti.

EncantadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora