18. El monstruo verde llamado celos.

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— Pero no estés enojado, debes fingir una sonrisa en tu cara, venimos a divertirnos — Klaus me señaló el camino lleno de monte, dirección a la que íbamos a ir. El lago más grande del reino.

Mis manos desordenaron los cabellos de mi cabeza, es desagradable lo duro que mi corazón late, mis latidos le avisaban a mi cerebro que debería preocuparme, que lo que encontraré no me iba a gustar.

Isis con Gela. Wow. Nunca creí pensar en Isis con él. Quiero vomitar, de solo pensar en lo aprovechado que es el idiota y lo amable que es Isis para no alejarlo, me pone verde de los celos.

No quiero que su mano toque su mano, ni que su hombro toque su hombro, ni que sus ojos miren sus ojos, ni que sus sonrisas brillen en las suyas. Todo de ella es mío, todo lo que Isis ofrezca es mío. De nadie más.

— ¿Quiénes más están con ella? ¿Michelle?

— Sí, es su mejor amiga — respondió obvio — Isis debe recibirla cada vez que viene de visita al reino.

Estúpida, Michelle. Mejor que no venga, así nos ahorramos muchos malos ratos.

— ¿Y qué pinta Gela con ella? Lo voy a matar si veo que intenta...

— Cálmate, amigo. No me hagas arrepentir de traerte. Mejor sonríe, todo mejora, quien sabe y nos encontremos a una hermosa sirena buscando compañía — sonrió con burla.

Idiota. Como si otra hembra fuera capaz de seducirme.

Oh mierda. ¿Qué estoy haciendo? Me detuve abruptamente, Klaus me miró confundido.

— Debo regresar — no puedo irrumpir la privacidad de Isis, tampoco quitarle su espacio, por algo debe estar con sus amigos y no conmigo. Si me pone triste, pero no quiero que piense que soy un pesado por solo querer estar con ella.

¿A quién engaño? Si soy un pesado. A ella no le gustará verme allí.

— ¡No! ¿Por qué? No quiero ir solo a esa fiesta de niños, eres el único a quien considero un amigo, fingiremos que has venido por mí, y no por Isis.

— Ella no se lo creerá.

— Por favor, Shintia me está esperando.

Yo no soy como ellos, veré la incomodidad en sus caras al verme; no quiero hacerla quedar mal frente a sus amigos.

— ¿Quién en Shintia?

— Una preciosa ninfa marina que me ha llamado la atención desde hace unas semanas. ¡Por favor! — me rogó.

— Sus amigos le dirán cosas de mí.

— ¡Que nos valgan mierda ellos! Verás que tú y yo la pasaremos increíble.

— No... — esto no estaba bien.

— Hay que mostrarle a Isis que ella no es tu única amiga. ¡Por favor! Te deberé tres favores.

Di que sí, imbécil. Tres favores del príncipe, mucho beneficio.

— Bien — suspiré — Solo iré a vigilar que nadie le haga daño.

— Si, si como sea. Vamos.

Escuchaba las risas de Isis y sus amigos desde mi posición, no frecuentaba tanto esta zona, debido a la fauna escalofriante y porque es territorio de sirenas, este sitio es muy caliente para mi piel.

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