9. Respira, que ya todo pasa.

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— ¿El príncipe Klaus, la princesa Isis, varios guerreros y tú? — dejó el libro en su regazo y lo cerró, su ceño fruncido estaba apareció — ¿Fuera del reino? ¿Sabes que vas a tener que interactuar con humanos, Bastian?

— Lo sé — me recosté en la pared frente a ella. Quería salir por primera vez en mi vida, estoy cansado de solo ver el exterior a través de libros.

— Es peligroso.

— Lo sé, mamá — suspiré cansado. Lo llevo pensando mucho y concluí que es lo que quiero.

— ¿Y tú quieres ir? — ¿Qué si quiero ir? Mi motivo mayor para salir de aquí es por el simple hecho de que no quiero dejar a Isis sola, o peor aún, decepcionarla.

— Lo quiero, madre.

Ella me analizó por largos segundos que me inquietaron. Ella se levantó y se dirigió a la salida.

— ¿Qué? ¿Mamá? — la detuve antes de que atravesara la puerta.

— Iré a hablar con el Rey.

— ¡No! ¿Qué le dirás? Ya no soy un cachorro.

— Pff. Eres un cachorro — ella negó y sonrió — Quiero saber todo sobre ese viaje. Si el Rey me convence, entonces irás. No dejaré que te enfrentes al peligro allá afuera sin mí.

La vi volar hacia lo lejos hasta que desapareció.

¿Qué piensa? ¿Qué me van a vender al mercado negro? ¿A las brujas? ¡Nada más es un viaje! ¡Mi primer viaje!

Me desparramé en el sillón donde ella estaba sentada. Miré mis manos, el anillo de obsidiana se estaba quedando chico en mi dedo.

Mi mano estaba creciendo y yo no quiero dejar de ponérmelo, tendré que pedirle algo a mi rollito de canela de sus pertenencias para usarla todos los días.

Mi cuerpo está empezando a calentarse, estaba empezando estos drásticos cambios de temperatura en mi cuerpo cuando me enojaba o estaba excitado. Me ponía ansioso sin poder sentirla o tocarla para calmarme.

Y me aterra que estar mucho tiempo alejada de ella me haga explotar de alguna manera.

Han pasado dos días y yo estoy tratando de olvidar todo lo negativo que ha pasado entre nosotros, pero el único que no olvida, es Kirnan que me lo recuerda a cada rato.

Ya no duele tanto saber que lo besó, me duele saber que ella no sabe que me dolió.

¿Algún día podré acostumbrarme a esconder mis profundos sentimientos hacia ella, controlarlos a la perfección sin lastimarme?

Duele saber que es mi compañera y que no pueda tratarla como tal. Y no es justo que me haya tocado vivir esta vida.

Sacudí mi cabello con frustración, me levanté del sillón y corrí hacia el patio. Necesitaba enfriar mi cuerpo en el estanque con los peces.

Horas después, la cara de mi madre me avisaba tristeza en su rostro.

— Escucha, hijo. Vas a tratar con humanos, muy diferentes a nosotros. Vas a tratar con licántropos, muy diferentes a Isis. No estás en el reino, las costumbres son muy diferentes. Ellos son más ruidosos y más atrevidos en ciertas cosas, si sientes que tu ritmo cardiaco o el calor de tu cuerpo sube, si sientes que no puedes controlarlo, tomarás esto.

No me puedo creer que mamá me haya dado permiso para salir. Estamos hablando de que no soy un macho adulto y que saldré del palacio con integrantes de la realeza, a los que había que tener cuidado.

Saldré del bosque e Isis estará a mi lado apoyándome.

Respira.

— Voy a estar bien, mamá...

EncantadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora