Capítulo 30

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Bajo del elevador para ir en búsqueda de la oficina de Duncan, ha pasado más de un mes desde que nos vimos en Londres, si por mi hubiese sido en el momento que él regresaba a Francia yo también lo hubiera hecho, pero tenía muchos juicios y dejarle a Terrence los menos casos posibles, aunque al último decidió acompañarme junto con Darren quien quería visitar a Cara, así que mientras Darren visita a su mamá junto a los rubios, yo he decidido venir de sorpresa a visitar al hombre de mi vida; Duncan Dunne.

Lo he sentido un poco frío desde que regresó aFrancia, incluso me parecía que no insistía tanto en que viniera, no sé dóndeestamos parados realmente yo lo amo, sé que me ama, pero... nunca había tenidocomo esa sensación de vacío con respecto a él, pero últimamente siento como queincluso me evita, no me gusta sentirme así como si estuviera en el limbo, asíque simplemente decidí que lo mejor era enfrentar todo, ¿Estamos juntos o no loestamos? ¿Estamos bien? ese tipo de cosas que estas últimas semanas digamos sime han hecho sentir extraña, quizá estoy exagerando, quizá solo está cargado detrabajo y yo estoy delirando, pero no sé... prefiero venir directamente y tantodecir lo que he ocultado como saber qué es lo que realmente está sucediendo.

—Buenas tardes —saludo a su secretaria —¿Se encontrará Duncan Dunne?
—¿Tiene cita? —niego
—No, soy su prometida Leilany Berry —ella se sonroja y me saluda de inmediatoextendiéndome su mano.
—En un momento le aviso que se encuentra aquí —muevo la cabeza en formanegativa
—De hecho me gustaría que fuera sorpresa.
—Oh... claro... adelante, está solo.
—Gracias —me indica cual es su oficina, suspiro antes de entrar y lentamenteabro la puerta.

Frente a un gran ventanal donde se puede ver incluso la torre Eiffel de fondoestá Duncan muy concentrado viendo algunos papeles, su cabello lo lleva un pocorecortado pero su semblante parece demacrado, poco a poco levanta su rostro encuanto siente que alguien lo mira fijamente.

—¿Lany?
—Si...
—¿Eres real? —frunzo mis cejas mientras él se levanta poco a poco, como si nocreyera que estoy yo aquí, camino hacia él pero de inmediato me llega el olor aalcohol, ha estado tomando.
—Lo soy Duncan ¿Estás bien? —él me observa detenidamente como si creyera quesoy una mala jugada de su pensamiento, lleva sus manos a mi rostro y sus ojosparecen estar nublados, no es la misma mirada con la que siempre me ha vistocomo si fuese su sol.
—No lo sé, creo que tenemos que hablar —odio esas palabras, pero sé que es a loque venía
—Creo que me parece lo correcto, pero tengo una plática pendiente desde hacemuchos meses contigo Duncan, y es necesario que sea lo primero que hablemos —élmuerde su labio y me toma de la mano para llevarme hasta el par de asientos queestán frente a su escritorio, me acomoda el mío y se sienta frente a mí, sucamisa incluso parece arrugada, no es el Duncan que yo conozco y eso me tienecon el alma en un hilo, pero hay que comenzar a decir todo lo que debemos.
—Adelante Lany, soy todo oídos. —busco entre mi bolsa y encuentro la últimaecografía de mi bebé, de dos días antes de perderlo, se la extiendo y éllevanta y baja la mirada; va de la imagen a mí y viceversa.
—No entiendo Lany, perdón, aquí dice que tienes 11 semanas de embarazo y tú yyo... —doy una respiración larga, lo observo a los ojos.
—Duncan, debía decírtelo desde el momento en el que lo supe, prometo que tratéde decírtelo más de una vez, pero por una u otra razón, siempre sucedía algo,si, es nuestro bebé, pero, yo —mi barbilla comienza a temblar mientras quieroencontrar las palabras correctas —lo perdí en el accidente que tuve —mislágrimas comienzan a salir —y justo ese día te iba a decir que venía un bebé encamino, que la cigüeña nos había respondido la carta y que seríamos papás, peroeso nunca ocurrió, y cuando desperté me dejaste sin más ni más, y no quisebuscarte porque probablemente tenía miedo, no quería decirte que habíamoslogrado lo que tanto anhelamos pero a la vez lo habíamos perdido, no queríailusionarte para decirte que siempre no, pero no puedo vivir con más secretos,y...
—Leilany... carajo... —lleva su mano hacia su frente, como si no quisiera creer loque está pasando —debía de estar yo ahí junto a ti —ve la ecografía —Lany nomerecías pasar por ese duelo sola, no, yo, mierda... soy el peor, tú estabaspasando por un momento difícil y yo fui egoísta por creer que serías más felizsin mí, teniendo a Chad, a Adrien, te dejé según yo con la vida resuelta comola debías tener desde un principio y distaba mucho de eso, también estoyenojado, enojado porque debías de decírmelo, pero te entiendo...
—No quería que sufrieras
—Lo sé, pero no Lany, no tenías que recibir el golpe por los dos, yo debía deestar ahí, incluso si tú decidías seguir con Chad, yo debía de estar ahí porqueese bebé era nuestro; tú no merecías otra perdida. —sigue observando la imagenque tiene frente a sus ojos. —mi bebé... nuestro bebé... —acaricia la imagen —¿Sabeslo mucho que anhelo un bebé cierto? —asiento. —Me siento el peor hombre delmundo.
—No, ¿por qué? No lo sabías, y en todo caso la que debía de sentirse la peormujer fui yo, porque te lo oculté por meses... —solo me ve
—estaría por nacer —susurra y traga en seco.
—Si.
—Yo, solo, estoy en shock Lany, me están pasando tantas cosas por la cabeza,como el hecho de haberte dejado, no haberte buscado, que nadie me lo hayadicho, ¿Quién lo sabía?
—Mis papás y Terrence —rueda los ojos —él simplemente se dio cuenta sin querery a mis papás si se los dije directamente.
—Entiendo que tus papas no me hayan querido decir nada después de lo que vio tupapá, y él...
—Guardó mi secreto de la misma manera que guardó el tuyo.
—¿Lany de verdad ya no sientes nada por él?
—No, ¿por qué lo preguntas?
—A veces siento que estarías mejor con él.
—¿Y por qué no contigo?

—Yo... Lany, lo siento mucho, yo no sé...
—Necesito ver a Duncan —se escucha detrás de la puerta
—No señorita Meghan, él ahorita está ocupado con su prometida
—Mejor aún —la puerta se abre de par en par y una rubia entra a la oficina,mientras la secretaria solo se queda a un lado sonrojada.
—Le dije que estaba ocupado
—Duncan tenemos que hablar —dicemientras la secretaria luce asustada.
—Estoy ocupado Meghan, en otro momento.
—Tiene que ser ahora ¿Qué hace ella aquí? ¿Ya le dijiste? —Duncan se ponepálido.
—No Meghan —Duncan habla de manera fuerte, como lo hacía con Chad cuando queríaimponerse, hacía años en los que no escuchaba que hablara así.
—Si, Duncan Dunne, vamos a hablar, y puedo decirlo frente a Leilany, de hechono me incomoda y para mí mucho mejor. —él se levanta y se acerca a ella, parecesusurrarle algo pero se le ve su molestia en la cara.
—No me vas a sacar como si fuera una perra de la calle Duncan —lo dice fuerte yconciso —porque soy la madre de tu hijo —mi cara parece voltear de maneraautomática

"La madre de tu hijo" la frase se repite una y otra vez en mi cabeza; Duncan latoma del brazo y a mí se me vuelve eterno el lugar el donde estamos, haciadonde vea me parece que todo está completamente lejos, como si de pronto notuviera fuerzas para salir. Él se queda frente a ella, tomo mi bolsa, y comopuedo me levanto, sigo derecho ni siquiera los volteo a ver.

—No quiero que vuelvas a buscar a Duncan, porque él y yo ahora tenemos unafamilia que no vas a venir a romper.
—Meghan ¿Qué te pasa? —responde el rubio y ella parece reírse y disfrutarlo.

Salgo de su oficina busco el elevador pero por más que aprieto los botones contodas mis fuerzas no consigo que llegue, no entiendo que está pasando, sigooyendo como discuten y no me interesa seguir escuchando así que busco lasescaleras y comienzo a bajarlas con un corazón hecho pedazos y por más queintento retener las lágrimas en mis ojos no me obedecen...

No... yo... no... Duncan no... él no me podía hacer eso porque sabía perfectamente queyo no iba a perdonarlo, porque yo no podría con ese dolor, ahora entiendoporque fue tan frío, porque sus llamadas tan cortantes, porque, es obvio queellos tenían algo, por eso ella habló con tanta seguridad, maldita sea...

Sigo bajando las escaleras a toda velocidad necesito salir de aquí porquesiento que me ahogo algo me detiene por detrás siento unos brazos rodear micintura, reconozco el olor de Duncan junto al alcohol que ha tomado, quiero darun paso pero no me lo permite.

—Lany no te vayas, puedo aclararlo.
—No, no puedes aclarar algo así, y si no me equivoco me lo acabas de decir"sabes lo mucho que anhelo un bebé", así que... lo tendrás, y está bien, quizá note veías conmigo y solo la costumbre te tenía junto a mí o miedo de decirme queya estabas en una relación con Meghan, no tenías por qué burlarte de mí.
—No Lany no son así las cosas, todo tiene una explicación.
—No quiero saberla.
—Te amo Leilany Berry, te amo con todas mis malditas fuerzas, quiero que tequede claro. —limpio mis lágrimas no quiero que me vea derrotada, no lo merece.
—Yo también te amo Duncan, pero quizá los dos solos nos hemos aferrado a algoque no va a suceder, tú vas a ser papá, vas a tener un hermoso rubio, y yo... yosolo seguiré con mi vida con mi hijo y con el hermoso recuerdo de haber tenidoen mi vientre a un bebé nuestro, estoy bien con ello —no era cierto, porquesentía que se me escapaba la vida como agua entre mis dedos, giro hacia él y lomiro directamente a los ojos, quiero llorar, definitivamente si, pero no loharé, soy fuerte, puedo con esto. —serás un excelente padre como lo has sidocon Adrien, te prometo que sí, así que regresa con Meghan y disfruta de esto.
—Recuerdo que cuando Chad creía que Lara estaba embarazada yo pensé en que esonunca me sucedería, por eso terminé con Cassandra, porque no quería embarazar aninguna otra mujer que no fuera una pelirroja de ojo azul a la que he amadocomo un estúpido desde niño —susurra —y al final terminé perdiendo de esamanera a esa misma mujer, no quiero a Meghan, dame una oportunidad de aclararla situación, de explicarte como fueron las cosas, permíteme seguir con lo quetenemos...
—No Duncan, no puedo ni siquiera imaginarte compartiendo algo tan íntimo queera solo nuestro, lo siento pero no... ¿Qué curioso no? lo dijiste hace rato, "note mereces otra perdida" y aquí estamos, con un corazón hecho pedazos y promesasrotas.
—Leilany
—Duncan Dunne —tomo el valor para hacer lo que nunca creí que diría —para tiestoy muerta a partir de hoy.
—No me odies Lany
—No te odio Duncan, no podría hacerlo, pero eso no significa que te quieratener en mi vida, sé feliz...
—¿Tú lo serás Leilany? —lo intentaré me respondo mentalmente mientras me girolentamente y con mis manos desenredo de mi cintura las suyas que meaprisionaban.

camino lo suficiente como para lograr susurrar y él no me escuche...

—Adiós, gracias por todo lo bueno y lo malo también, porque me mostraste quepodía seguir mi vida después de Chad, ahora me demostraré que mi vida tambiénsigue después de Duncan Dunne

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Labios Sellados 3 "Nada Es Lo Que Parece"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora