Capítulo 29

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Duncan

Termino por acomodar mis pendientes para el día de mañana, apenas y he tenido tiempo para descansar, que aunque el viaje de regreso no fue pesado, sí que me desvelé pensando en mi futuro con Leilany, quedamos en retomar todo donde lo teníamos además, de coincidir en que hay una plática pendiente entre nosotros dos; me recuerdo que debo de preguntarle mañana por la mañana para cuando les compro su vuelo, quiero tenerlos junto a mí nuevamente como la familia que somos.

La relación con Leilany no ha sido fácil, acepto que muchas veces he estado muy tentado a tirar la toalla, muchas veces lo he hecho; cuando era pequeña, cuando decidió irse a Chicago, cuando supe que estaba enamorada de Chad, pero después de que regresara de Nueva York a pesar de estar con Gustavo me prometí no volverla a dejar ir, a estar siempre con ella, también me prometí alejarme si ella despertaba, pero es demasiado mi amor por ella, por ellos, los quiero a los dos, y ahora que pude hablar más largo y tendido con Chad me hace sentir más tranquilo con respecto a ambos, a veces siento que estoy hablando con otra persona, pero todos hemos cambiado, "su muerte" hizo que cada uno de nosotros que estuvo involucrado nos hiciera ver la vida de otra manera.

Me mostró como la vida puede ser modificada de un segundo a otro, ha sido de los dolores más grandes que he sentido, pero fui fuerte para que Leilany me viera como su lugar seguro, ese faro de luz en medio de la oscuridad, creí que no seguiría con los planes de irse a N.Y pero cuando me dijo que esa era su decisión la acepté, serán solo unos meses pensé, pero se volvieron un par de años, con un dulce secreto entre sus labios y con el deseo de ir corriendo al otro lado del mundo a mostrarle que siempre sería el faro en tierra firme al que ella podría dirigirse.

Sé que soy la persona menos favorita en estos momentos para Louis, pero quiero que se calmen un poco las aguas para poder platicar con él, lo quiero como un padre, y entiendo cómo se está comportando porque si eso le hicieran a mi hija, definitivamente el hombre en cuestión no tendría ni un segundo de mi tiempo para explicarme, pero también debe de entender que no me puede juzgar, porque al final de cuentas, él también lo vivió en carne propia.

Una figura frente a mí me despierta de mis pensamientos, levanto la mirada para encontrarme con Meghan.

—¿Cómo seguiste? —Albert me cubrió diciéndome que me comencé a sentir mal, si mi hermano no me hizo quedar nada bien cuando mencionó que había incluso manchado mis pantalones y que por ello ni siquiera la busqué... ¡Albert!
—Mejor... —respondo de manera seca, sé que le debo una explicación.
—Mi auto se descompuso, no quería molestar pero vi la luz de tu oficina encendida y pensé que podrías deberme un aventón a mi casa por haberme dejado abandonada en una fiesta. —Suspiro
—Claro —apago la computadora y tomo mis llaves y el saco para encaminar a Meghan tomándola de la espalda.

Durante el camino me platica lo que hizo en mi ausencia en la reunión del club, yo solo puedo pensar en lo bien que yo la pasé con mi pequeña pelirroja, pero la escucho atento, debo de ponerle punto final a esto, a lo que crea que estamos teniendo que definitivamente no está sucediendo, hay alguien a quien amo, y con quien me interesa que nuestra relación funcione si o si.

—¿Quieres pasar? —tuerzo un poco la boca, pero prefiero que hablemos aquí a invitarla a algún lugar, a mi departamento o ver asuntos personales en mi oficina... sí, no sé que me pasó el otro día que traté de seducirla, solo estaba realmente enojado y dolido por toda la situación, me estaba superando.
—Si, de hecho quiero que hablemos. —sonríe y la sigo en silencio hasta llegar a su departamento.
—Bien, ahora estamos solos ¿Quieres algo de tomar?
—Estaría bien.
—¿Un café? ¿Una copa?
—¿Tienes whiskey? —cuestiono mientras me acomodo en su sillón sin invitación pero a ella no parece incomodarle.
—Si —se aleja hacia la cocina mientras la veo servir los dos vasos. —¿De qué quieres platicar?
—De nosotros —ella abre los ojos y parece sonreír, no vayas demasiado rápido Meghan...
—Soy toda oídos.
—Mientras estuve en Londres platiqué con Leilany. —se nota de inmediato su cambio de humor pero me escucha atenta. —La amo Meghan, es la mujer de mi vida, la quiero en ella, quiero luchar por la familia que tenemos, por todo lo que hemos luchado desde hace mucho, y no me puedo dar por vencido; siento mucho haberte quizá ilusionado, solo quería olvidarla. —ella se queda callada parece meditar todo lo que acabo de decir.
—No te preocupes Duncan, entiendo, al final, el amor es lo que debe de prevalecer siempre, aquí tendrás una amiga, sé que he cometido errores como una; pero prometo en esta ocasión ser una muy buena. ¿Salud? —sonríe mientras se empina el vaso, la imito terminándome el licor de un solo trago.
—Creo que es momento de irme.
—¿Tan pronto?
—Tengo cosas que hacer —descansar por ejemplo y hacer una llamada a Londres.
—Solo un par de copas más, quiero platicarte de unas ideas que tengo para la empresa, y antes de crear el proyecto como tal, me gustaría saber tu opinión, ¿Anda si?
—Solo un par —respondo.
—Si —se levanta y decido enviarle un mensaje a Lany diciéndole que le llamaré más tarde que me salió un asunto pendiente, cuando hable con ella le platicaré todo, pero por lo pronto no quiero alarmarla; me entretengo compartiendo un par de mensajes con ella y viendo un video de Adrien jugando con Ninfa quien me parece que ha aprendido de paciencia con ese pequeño.
—Toma —levanto la mirada para encontrarme con Meghan, ella se sienta frente a mi, mientras comienza a contarme acerca de los proyectos que tiene en mente, si algo debo de aceptar de ella es que es una chica muy inteligente y si demasiado talentosa en su área, la escucho decirme todas sus ideas, pero de vez en vez me desconecto porque es como si me costara mantenerme cuerdo y despierto, no pudo haber sido el whiskey porque soy bueno tomando, no sé que me sucede, mi cabeza da un poco de vueltas, me pregunta si me sirve otra copa pero ni siquiera es como que pueda responder, llega con otro vaso e incluso me ayuda a tomarlo entre broma y broma, de pronto la pierdo de vista, una silueta aparece frente a mí, sonrío porque aunque no puedo fijar la vista el cabello rojo se mueve contoneándose frente a mí mientras lleva lencería demasiado interesante, mis ojos se cierran, se abren, siento como mi cabeza se mueve de un lado a otro, quiero mantenerme despierto pero a veces me es difícil... —Duncan... te amo...
—Yo también Lany...
—Lo sé... —dice besando mi cuello, siento como sus manos descienden hacia abajo del pantalón y sonrío pensando en lo que va a seguir, mi pequeña pelirroja, me tiene a su voluntad porque con solo pensar en ella yo estoy totalmente dispuesto a hacerle el amor en donde ella diga y quiera... un leve mareo, tengo que estar bien para ella me esfuerzo pero todo se vuelve negro y me pierdo dentro de toda esa oscuridad.

1 hora: siento un peso sobre mí pero me tranquilizo al ver que el cabello rojizo de la mujer que amo está junto a mí.

3 horas: El lugar se me hace conocido pero no entiendo bien que sucede, mi cabeza duele, mis ojos pesan, quiero despertar pero cada vez que lo intento es como si despertara dentro de mi propio sueño.

5 horas: Medio abro mis ojos y veo a Meghan acostada en mi pecho, estoy desnudo, y una peluca de cabello rojo está en la mesa de centro, me quiero levantar pero el dolor de cabeza no me deja, mierd* no me acuerdo de nada, llevo mis manos hacia mi cabeza, veo el reloj y son casi las 3 de la mañana; Ella se remueve despertando, y comenzando a besar mi pecho queriendo ir hacia el cuello donde la detengo.

—¡No! esto no está bien.
—Eso no decías hace un par de horas —mis ojos se abren. ¿Qué carajos hice?
—Tenerte dentro de mí ha sido de las cosas más deliciosas que he probado ahora entiendo a Leilany porque no te quiere dejar ir. —la quito de encima de mí, busco mi ropa, el dolor de cabeza no me deja pensar, mi bóxer, mi pantalón, mi camisa, el saco... el saco...
—¿Lo hicimos? —pregunto
—Si... —dice mientras lleva su mano hacia su parte más íntima, busco alrededor de nosotros un sobre metálico, pero no hay nada, busco mi cartera, y saco la cantidad necesaria de euros.
—Necesito que compres una pastilla del día después. ¿Puedo confiar en ti? —guiña el ojo.
—Claro que sí, este será nuestro secreto. 

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Labios Sellados 3 "Nada Es Lo Que Parece"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora