Primavera en el Tartaro

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CARONTE.

La llegada de la humana el inframundo fue una sorpresa para todos.

Creímos que habria dificultades pero la señorita Alyssa es demasiado amable y fácil de tratar, a demás que la pequeña niña es un encanto que llegó a darle vida al palacio.

Algo que todos, en especial yo, vimos fue el gran cambio de actitud que tuvo Hades, el señor era ostil, serio y mal humorado, pero desde el primer contacto con la humana su actitud, pese a que seguía siendo sería, era más comprensivo con todos aquí.

Uno de los días en que Alyssa se había escapado, mi cuerpo se llenó de temor, pero Hades solo pidió ir a buscarla y fue todo.

Creí que se volvería loco, como acostumbra cuando Perséfone salía del palacio.

El día de hoy era viernes y observé como la señorita Alyssa y la niña se dirigían a la salida del palacio.

-Vamos Mel- dijo tomando a la niña del brazo mientras cargaba una canasta de picnic

-Señorita...- Quise hablar pero me interrumpió.

-Caronte, por favor déjanos ir, Hades no sabrá y no nos moveremos de ahí.

-Por favor tío Caron- los ojitos de la pequeña me convencieron así que después de un suspiro grande deje que se fueran.

💀💀💀

Durante 20 minutos estuve angustiado y luego llegó el señor Hades.

-Caronte ¿Dónde está mi humana?

-Se-señor ella y la niña fueron a un picnic cerca del río Cocito- dije temeroso.

Hades suspiro y pasó su mano por su rostro un poco enfadado.

-Bien, tráeme un vino de los que Dionisio me regaló y dos copas de vino, tomaré el día libre.

Quedé sorprendido y obedeci de inmediato antes de que el señor se retractara de su decisión.

-Aquí están las cosas señor

-Gracias- dijo caminado hacia la salida del palacio.

Quedé totalmente sorprendido, Hades jamás decía gracias, a nadie.

💀💀💀

Paso un rato mientras Hades volvía, la tarde caía y el calor en el infierno se sentía cada ves más bochornoso, lo cual era una terrible señal para la felicidad que se había generado en el palacio, haciendo mis sospechas más acertadas.

-Caronte- interrumpió una voz femenina pero fuerte -¿Dónde está mi esposo?-

Perséfone había llegado.

-El...el está...trabajando- Mi voz me delataba

-¡MIENTES!- gritó -seguro está cerca de esa estúpida planta de nuevo- la rabieta de Perséfone incrementaba. -Ire por él.

Ella se apresuro a salir en búsqueda de Hades, y yo trataba de seguir su paso pero su enfado hacía que ella fuera más rápida.

Hasta que la vi detenerse en la cima de un monte que dejaba ver el río al final.

La escena que ambos vimos era increíble, Hades disfrutando una tarde familiar.

El se veía contento, se veía feliz y yo compartía esa felicidad por el, más que mi jefe, era un gran amigo y verlo de esa forma me hizo creer que el podía volver a ser feliz con una mujer.

𝗟𝗮 𝗵𝘂𝗺𝗮𝗻𝗮 𝗱𝗲 𝗛𝗮𝗱𝗲𝘀.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora