Adiós Olimpo

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Desperté junto al Dios del inframundo dormido a mi lado, pensé que el día que pasará sería hermoso pero en vez de eso, la situación era bastante dolorosa.

Salí de la habitación, el sol apenas comenzaba a salir y yo me dirigí al jardín, era hermoso estar viendo las nubes desde ahí.

Vi a Helios a lo lejos que me sonrió desde su carruaje con sus hermosos pegasos.

-Buenos días humana- me gritó

-Buenos días Dios Helios.

El siguió su camino y yo observaba como el sol iba saliendo poco a poco erizando mi piel al sentir su calor llegar a mi cuerpo.

-Alyssa- una voz dulce se escuchó detrás de mí.

Voltee a ver quién era y mi vista se deslumbro al ver que la belleza misma se había presentado ante mí, Afrodita.

-Diosa Afrodita- sonreí -buenos días.

-Pequeña humana, dime solo Afrodita- tomo mi brazo y me llevo a sentarme en una de las bancas del jardín -Eres hermosa ¿Sabías?.

-No creo que sea así- agaché mi cabeza

-¿Qué te acompleja mi niña?.

-Estar aquí- suspiré -quiero irme a la tierra, yo...yo no pertenezco a este lugar y tampoco al inframundo.

- Pareces una musa, perteneces aquí, lastima que Hades te vio primero porque si no, Apolo ya te tendría junto a el y sus otras musas- sonreí ante el comentario.

- Creo que Hades debería de enfocarse en su esposa y hacerla felíz- rodo una lágrima por mi mejilla

- Te enteraste ¿Cierto?- asentí -Así es ella, complicada y le pide a Hades ser igual.

Limpie mis ojos y voltee hacía las nubes.

-Creo que deberías aguantar un poco más, tienes a los olímpicos de tu lado.

-Lo haré, por Melissa.

Escuchamos pasos y ambas volteamos, era el Dios del inframundo.

-Aly, tengo trabajo por hacer, necesito volver al inframundo.

Las palabras de Hades me dolían, pero asentí, después de todo el tiene obligaciones que cumplir.

Se fue sin decir más y yo me quedé un rato más observando las nubes, eran bastante lindas después de todo, Afrodita también se fue pero llegó Eros en su lugar.

-Algo me dice que tienes el corazón roto humana- se sentó a mi lado.

-Que sabiduría tiene usted Señor Dios del amor- recargue mi cabeza en su hombro.

-Bastante, Alyssa, el amor es así, belleza y guerra- lo mire confundida -De ahí nace el amor, nací de Afrodita y Ares-

-Ahora entiendo- reí -pero hay cosas que no pueden ser.

-¿Y quién dice que no? Mira a dónde has llegado, eso que no te he flechado aun.

-Muy sabía tu decisión de no hacerlo- suspiré

-El amor entre Dioses es diferente al de los humanos, por eso tanto embrollo.

-El ya está comprometido, casado más bien.

-Si, pero también lo están engañando- confesó

-¿Cómo?- pregunté curiosa

-No te corresponde saberlo, pero el tiempo lo dirá.

-Sabes, extraño pasar mis tardes en el río cocito.

-Esa palabra es peligrosa, no me gusta.

-¿Extrañar?.

𝗟𝗮 𝗵𝘂𝗺𝗮𝗻𝗮 𝗱𝗲 𝗛𝗮𝗱𝗲𝘀.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora