𝗟𝗮 𝗵𝘂𝗺𝗮𝗻𝗮 𝗱𝗲 𝗛𝗮𝗱𝗲𝘀.

Invierno

-Feliz navidad hermosas.

-Pero tío Eros aún faltan días para navidad- corrió Melissa y le dió un fuerte abrazo.

-Si, pero este año sus regalos llegaron antes.

Han pasado 4 inviernos desde que estuve en el Olimpo por última vez, cuatro largos años sin ver a Hades y su recuerdo aún sigue en mi corazón, ya no duele, pero sigue ahí.

-¿Cómo te encuentras en estas fiestas?- pregunto Eros acercándose a mí.

-Bien, las navidades son hermosas gracias a ustedes y sus obsequios- le dije al Dios

-Me da gusto, tu y Melissa cada año que pasa se ven más hermosas y relucen en lo claro del invierno.

Me sonroje y lo abrace, era el mejor hermano que había tenido.

Eros jamás nos dejó solas y siempre ha estado para nosotras a la hora que le pedimos ayuda, recuerdo incluso una vez que Melissa lo llamo porque se le callo un diente y lo perdió en el piso, la niña llevaba horas buscando el pobre diente y para ella era importante encontrarlo para que el hada de los dientes le diera dinero, me encontré a los dos hincados en el baño buscándolo.

-Se que no te gusta hablar de él, pero este año...Hades les envío un regalo.

Quedé sorprendida ante el comentario, yo no había sabido nada de él, no se cómo está o como se encuentra, solo se que Zeus le prohibió buscarme y el obedeció.

-Entiendo, dale las gracias de nuestra parte cuento lo veas.

El asintió, Eros se marchó prometiendo regresar a comienzos de año porque para los Dioses es importante comenzar un nuevo ciclo de la mejor forma posible.

-Ya quiero que sea navidad- soltó Melissa -Aly, extraño a Hades- había dejado de decirle papá, ella ahora tenía 10 años.

-Yo también- Mel se sorprendió ante mi respuesta siempre evitaba hablar del Dios porque me dolía a veces.

-¿Crees que...?.

-Por lo pronto no Melissa- mis ojos se pusieron llorosos.

Ella solo se acercó y me abrazo, el primer año Mel escucho repetidas veces mi llanto por las noches, era una niña para entender la situación pero siempre me daba ese calor y amor para hacerme sentir mejor.

-Vamonos, tengo que ir a ver a Damiano y dejarte a ti en casa de tu amiga- ella frunció el ceño.

No le caía bien Damiano, para ella no existía remplazo para Hades, trate de explicarle muchas veces que Damiano y yo solo éramos amigos, aunque el siempre dejaba en claro su amor por mí.

💀💀💀

-Hola, llegaste- dijo aquel chico de ojos color miel y cabello castaño rojizo -creí que no vendrias.

-Creiste mal, Damiano- reí. -Tarde porque deje a Mel con una amiga.

Nos sentamos en una de las mesas, el aire acondicionado estaba calentando el lugar y el café que nos pedimos hacía más tolerable el frío.

-¿Cómo vas con tu proyecto?- preguntó

-Aun nada, las musas no me han inspirado lo suficiente-

-¿Te gusta mucho la mitología griega?.

-Digamos que alguna vez, una persona me hizo enamorarme de ella, de sus historias y de los Dioses- Quería decir que de un Dios en particular.

-¿Cuál es tu favorito?- Damiano hacía muchas preguntas, el estaba totalmente interesado en mí.