Capitulo 9

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Ha sonado mi alarma. Es hora de levantarme y por alguna razón me siento mareada. Me siento en la cama para poder tomar aire, pero siento que me asfixio. Se lo que esta pasando.

Un ataque de pánico

--Mierda-- Maldigo en voz baja.

A raíz de las situaciones que vivi en mi infancia, los doctores decían que tenia un Shock postraumatico. El problema fue que esa sensación de miedo y ansiedad nunca desapareció, así que me hicieron múltiples estudios para saber que es lo que tenia. Papá estuvo a mi lado en todo ese proceso, por lo que fue mas facil  sobrellevarlo.

Después de algunos meses, solo nos dijeron que tenia crisis de ansiedad y ataques de pánico... Lo curioso es que según los expertos se me iban a quitar con el tiempo e iba a poder vivir una vida normal.

Si claro.

A pesar de que los ataques no han sido frecuentes, suelen visitarme por lo menos una o tres veces al año. Ahora, es como si mi cerebro fuera un bowl  y le pusieras un sinfín de ingredientes para  mezclar:

1 cucharada de insomnio

2 tazas de ansiedad

Una pizca de pánico

3 piezas de depresión

Baja autoestima

1 taza de psicosis

Ah, y no olvides poner culpa e infelicidad al gusto.

Es la peor receta del mundo ¿Cierto?

Ahora imagina todo eso mezclado en tu cabeza. Es una jodida tortura.

A lo largo de los años he aprendido a controlarme y no dejarme llevar por el miedo. Los ataques suelen durar solo unos minutos, pero parecen eternos. La diferencia es que yo tengo todo calculado y puedo predecir cuando parara. Aunque, no se confundan. Eso no lo hace menos aterrador.

Vivir así es una constante lucha con tu mente y tus emociones. Si bien dicen que la mente es tu arma mas poderosa... Ahora imaginate que tu mente este en tu contra. Es una guerra contra ti mismo.

Después de pensar y pensar, he comenzado a morder mis uñas. El ataque no ha parado. Mi corazón esta agitado y siento una necesidad inexplicable por jalar mi cabello hasta arrancarmelo. Decido ir a la cocina por un vaso de agua. Mis manos estan temblando y no consigo fijar mi vista en un lugar especifico.

Quiero llorar...

Pero las lágrimas no salen.

Es como si perdiera el control de mis acciones.

Es un infierno...

Quiero gritar...

Pero mi garganta no se abre...

Me siento en el piso, meciendome sobre si misma y empiezo a contar...

1

2

3

4

...

No se en que momento he llegado al numero cien. Pero parece que el ataque se esta disipando. Respiro profundo y cierro los ojos.

Es un alivio.

Corro hacia el baño y me mojo la cara con agua fria. Mis párpados ahora son pesados y lo único que quiero es regresar a la cama.

Después de el desgaste físico y mental que cada ataque me ocasiona, siempre viene consigo un bajon de energía. Me quedo recargada en el lavabo por uno momentos y decido meterme a bañar.

Después de hacerlo, me siento mejor. O eso creo. Pero no tengo tiempo para perder. Cada minuto pasa y se me hace tarde para ir a trabajar.

Me arreglo y me peino a una velocidad descomunal, que consigo estar lista a tiempo. Pero he omitido desayunar. Ni modo, ya lo haré en la oficina. Salgo corriendo y pido un taxi.

En el camino siento muchas nauseas, por lo que decido bajarme antes y caminar. El conductor me mira confundido, pero no dice nada. Cosa que le agradezco infinitamente.

Voy caminando a paso lento, pero el mareo y las nauseas no cesan. Decido no darle importancia y acelero el paso. Estoy a menos de cinco minutos de la oficina y aun tengo tiempo. Me miro a través del cristal de lo que parece ser una boutique de vestidos elegantes y no puedo creer lo palida que me veo. Cada vez me veo peor.

Mientras sigo caminando, la imagen de Andrew viene a mi mente y no se porque o... Quizá si lo se. Es la unica persona con la que he hablado y salido estos días, por lo que quisiera poder tener la confianza de llamarlo y contarle todo lo que estoy pasando.

Pero mi inseguridad ha vuelto a ganar.

Decido no hacerlo... Total, no creo que le importe... ¿O si?

Sin darme cuenta me encuentro en la entrada de la oficina. Doy un largo suspiro y abro la puerta para entrar. Al hacerlo, noto que casi todos me miran y no se como interpretarlo. Me da igual. Que piensen lo que quieran.

Camino hacia mi escritorio y me doy cuenta de que esta sucio, así que saco algunas toallitas para limpiar. Enciendo la computadora y mientras inicia, pienso que debo ir a prepararme un café o me voy a desmayar.

Voy directo a la zona de descanso y me sirvo el agua caliente en una taza para luego vaciar un sobre de café. Una vez listo, le doy un sorbo y me siento desanimada. No es como si esperara una fiesta de bienvenida, pero por lo menos esperaba que alguien se acercara a saludarme. Pero nadie lo hizo.

Solo me miraron y siguieron con su trabajo.

Decido no darle vueltas al asunto y me voy directo a hacer las cosas que tengo pendientes.

Después de tantos días de vacaciones, mi agenda es un desastre.

De repente mi celular vibra.

Es Andrew.

Hago una mueca de confusión y abro el mensaje.

Recorde que me dijiste
que hoy vuelves a trabajar.
Que te vaya bien
No te exijas demasiado :)

Una sonrisa triste invade mi rostro. Dudo en contestarle, pero lo hago.

Gracias
Buena suerte en tu día

Suelto otro suspiro y me siento para realizar mi trabajo.

Una parte de mi se siente aliviada. Al menos alguien me ha deseado un buen dia, a pesar de ser la ultima persona en mi lista de las personas que lo harian.

Miro a mi alrededor y todos hablan o rien.

Menos yo.

Como si fuera invisible ante sus ojos.

Siempre ha sido así, pero...

¿Porque ahora me lastima tanto?

El cielo esta triste ✨✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora