𝐇𝐚𝐲 𝐮𝐧𝐚 𝐟𝐨𝐫𝐦𝐚

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Natasha se cruzó de brazos, recargando su cuerpo en el escritorio

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Natasha se cruzó de brazos, recargando su cuerpo en el escritorio. Bucky había sacado a Natasha de sus clases para decirle sobre la conversación que tuvo con Steve y su reacción era tal como la había imaginado.

—Nat es lo más que puedo hacer —dijo Bucky mirando a la chica de cabello rojo molesta.

—Pudiste alejarlo Barnes —comentó—, no darle una solución más para que ella también acabe como las demás.

Bucky suspiro, sabía que su chica tenía razón, pero era ella o su mejor amigo de la niñez.

—Sabes que Steve tiene "valores" y dentro de esos valores está el respeto a un contrato, él respeta cada cláusula que venga en ella —explicó Bucky, camino hacia Natasha—, Dale una oportunidad más, por mi.

Natasha giró su mirada hacia la fotografía que Bucky tiene de Steve y él en el ejército; ella conoció a Steve por él y siempre fue muy atento con ella, jamás fue irrespetuoso, siempre era muy amable, pero solo era una máscara más ¿No?

—No lo sé —dijo Natasha, pasó su mano por su rostro, Bucky tomó su mano y le dió una sonrisa—. No sonrías así, sabes que cuando lo haces acepto cualquier cosa —advirtió con un tono divertido, Bucky no borró su sonrisa y Natasha soltó una carcajada.

—Tendrá las mismas cláusulas que el contrato que tenemos los dos —informó, entrelazó sus dedos con los de su chica y le dió un beso en la frente.

—Si él la daña ya no vendré a decirte nada, yo haré algo por mi cuenta okey —levantó su mirada y se encontró con los ojos azules que ama, bucky pego su frente con la de Nat y sonrió.

—Okey —le dio un corto beso—. Ve a clases niña.

Dos semanas después.

El tiempo pasa rápido cuando menos lo esperas, ya habían pasado dos semanas desde aquella pequeña escena de celos con Steve, Daria está muy confundida por eso, no sabía cómo te sentiste. Lo normal era no darle importancia, pero su corazón quería dar vueltas a esa idea y parecía que su mente también.

—Daria —una voz conocida la hizo saltar del susto al sacarla de sus pensamientos—. No quería asustarla, perdón.

Daria giro su rostro y se encontró con Jeffrey; ambos se habían hecho amigos en esas dos semanas, ya que se topaban mucho en los pasillos.

—No se preocupe, Dígame ¿Qué sucede?

Cerró su casillero, giró su cuerpo para estar frente a frente a él.

—Solo venía a saludarla, pero también quería invitarle un pastelillo ¿Qué dice?

Daria se quedó pensando unos segundos, era tentador la propuesta no lo negaría, pero no estaría bien aceptar.

—No salgo con profesores —se encogió de hombros.

Jeffrey asintió entendió lo que decía.

Más que un profesor // Steve RogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora