𝐏𝐢𝐧𝐭𝐮𝐫𝐚 (+18)

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Bucky mira a Daria, ella está tranquila sacando las galletas que horneo

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Bucky mira a Daria, ella está tranquila sacando las galletas que horneo. Él sabía que Daria había salido con el profesor Dea Morgan gracias a Natasha, pero habían salido como amigos ¿No?

Steve y Daria se la pasaron bromeando, Bucky no quería interrumpirlos los dos parecían muy alegres con él otro. Ignoró el último mensaje del profesor, el lunes por la mañana le diría una mentira por la cual no pudo contestarle.

—¿Tienes sueño, pequeña? Todo el viaje te la pasaste hablando con Bucky y jugando con él, prefieres dormir un rato más —propuso Steve al notar el bostezó de la chica frente a él.

—Si papi.

Steve se levantó del taburete, se acercó a Daria la tomó de la mano y le dió una suave sonrisa, después su mirada fue a su amigo, Bucky se mantiene serio, pero al percibir la mirada de Steve asiente con la cabeza.

—Ven vamos a la cama.

Daria camina a un lado de Steve, su cuerpo está cansado del viaje, sus ojos se están cerrando poco a poco, si por ella fuera se hubiera dormido en el sofá, pero Steve la llevó a su cama.

—¿Cómoda? —preguntó Steve.

Al llegar a su cama, Steve le puso algunas almohadas más cómodas, las había sacado de un cajón que está bajo la cama. Daria miro el reloj que tiene Steve en la mano, ya había acabado de ser la pequeña de Steve por está noche.

—Gracias Steve.

Él sonrió, se acerca a ella y le da un beso en la frente. Daria no entendía porque no besaba sus labios, acaso tenían algo o ¿Por qué no los besaba?

—¿Por qué no me besas en los labios? —preguntó.

Steve abrió los ojos como plato, sus mejillas se pusieron un poco rojas y sus pupilas se dilataron.

—Digo… no, yo no quise —tartamudeo, movió sus manos de una forma exagerada provocando la risa de Steve—. No te rías de mí —hizo un puchero con sus labios.

Él calmó su risa, tomó aire y preguntó:.

—¿Por qué quieres que te bese en los labios?

Ella se quedó pensativa, ¿Por qué? No lo sabe. Al firmar el contrato pensaría que eso pasaría, tal vez que él la obligaría o algo por el estilo, aún cuando en una cláusula dijera que no podía, al parecer él está cumpliendo la cláusula.

—Olvídalo —respondió cortante, su cabeza se recargo en las suaves almohadas.

La mano de Steve se posó en su hombro, sus ojos se conectaron con los de él. Mentalmente siempre lo diría, lo que le gusta de los ojos del hombre frente a ellal además de su color, es la forma en la cuál su pupila crece.

—¿Quieres que te bese? O solo me preguntas eso porque pensaste que te obligaría hacerlo.

Los ojos miel de la chica se abrieron sorprendidos, es como si él hubiera leído su mente.

Más que un profesor // Steve RogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora