𝐀𝐦𝐨𝐫 (+18)

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Los días pasaron, Daria y Steve fueron teniendo mayor confianza en el otro, hicieron una pequeña rutina juntos; en las mañanas desayuna algo ligero, después miran unas cuantas películas, cuando terminan de ver la película van al estudio a pintar, ...

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Los días pasaron, Daria y Steve fueron teniendo mayor confianza en el otro, hicieron una pequeña rutina juntos; en las mañanas desayuna algo ligero, después miran unas cuantas películas, cuando terminan de ver la película van al estudio a pintar, por último juegan un pequeño juego de mesa con Bucky.

Daria se encuentra en el rebozo de Steve dibujando algunas girasoles, Steve dibuja una luna llena junto a constelaciones.

—Papi —habló Daria girando su rostro para ver a Steve.

Steve dejo lo que está haciendo, le presento atención a Daria.

—¿Si?

Daria giro un poco su cuerpo, quedó frente a frente de él, sin bajar de su rebozo, sus manos pasan por el cabello rubio de Steve.

—Tus ojos brillan cuando me miran —murmuró, provocó que Steve se pusiera nervioso—. Me gustan —admitió.

—Bueno bebé, mis ojos siempre brillarán cuando te miren pasar —confesó, su mano fue al mechón de cabello de Daria, lo puso detrás de su oreja y le dio un tierno beso en la mejilla.

El corazón de Daria da pequeños brincos de felicidad. En eso su celular suena, Steve alzó su ceja, los dos miraron la pantalla del celular, pero el número es desconocido.

—¿Herny? —preguntó.

Ella negó con su cabeza, se bajó del rebozo de él.

—Lo registré en la noche del día que lo llame, no puedo ser él —comentó.

Se acercó a la mesa, tomo el celular, observó un poco la pantalla; su mente fórmula las posibles personas que pueden ser, pero solo lo descubriría contestando.

—Hola.

Steve observó a Daria caminar por la habitación, mientras escucha el celular, ella se mantiene en silencio.

—No vuelvas a llamar por favor —susurro en voz baja, pero audible para la persona detrás del teléfono.

No tuvo que esperar una respuesta, solo colgó la llamada, soltó un gran suspiro.

—¿Quién era bebé? —inquirió Steve.
Se levantó se su silla, con paso lento se acercó a Daria.

—Nadie importante papi —paso sus brazos por el cuello de Steve, le dio un pequeño beso en la nariz—. Podemos ver una película —propuso.

—¿Segura qué no es nadie? —cuestiono, sus manos pasan por la cintura de Daria.

—Segura —responde, las manos de Daria se dirigen al cabello de él, lo acaricia con ternura—. Ahora podemos ver una película —vuelve a proponer.

Steve arquea su ceja, los ojos color miel de la chica frente a él se notan inquietos, pero él no podía obligarla a contarle algo, solo espera que ella confíe en él.

Más que un profesor // Steve RogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora