Habían pasado dos semanas desde aquel último día y Roseanne no había aparecido nunca más en su casa, ni en su vida. Suzy seguía de la misma manera y ahora que a Roseanne ya no le importaba más Jennie, la novia de esta la maltrataba del mismo modo que solía hacerlo.Un día, llegó a su casa con la ayuda de Lisa, con la cara morada. La tailandesa de su amiga no fue ese día a clases y Suzy aprovechó la oportunidad que se le apareció.
Jennie recuerda que le había dicho que la dejase, que no podía respirar y Suzy le respondió: “- Soy como el diablo, siempre voy a seguirte… -”
Desde hace días que esa frase merodeaba por su cabeza como un recuerdo de hace muchos años.
Era sábado y Lisa llegó de improvisto a la casa de Jennie con una bolsa llena de frituras, bebidas y algunos dulces.
La castaña se quedó atónita cuando vio que su amiga además de las provisiones, traía una pequeña valija…
Jennie pensó en que se iba de viaje y pasaba a despedirse pero no fue así. Subió a su habitación, dejando algunas cosas en la cama y otras en el escritorio de madera.
Jennie tenía muchas, muchas, muchas prendas que nunca había tocado. Su madre se las compró para que saliera de fiesta pero era algo que a ella no le fascinaba. Leer un libro, estar en la computadora o ir al parque eran ideas más adecuadas a Jennie, eran actividades algo tranquilas, justo como su personalidad.
Sacó unas zapatillas que eran muy modernas, eran totalmente preciosas pero, la castaña de ojos chocolate nunca se las había probado pues aún seguían en la caja. La cara de Lisa cayó cuando vio semejante belleza sin usar frente a sus ojos. Quiso pegarle a Jennie por guardarlos pero se resistió… Ese armario era el mundo perfecto para Lisa. Oh, lo era realmente.
- No entiendo qué diablos haces sacando todo eso, Lisa. –
- Hay una fiesta en una de las casas de un chico que conocí hace tiempo, teníamos algo y al parecer… ¡Se acordó de mí! Me invitó a una fiesta de último minuto y por eso estoy aquí. – Suspiró, y tomó una blusa negra del armario de Jennie.
- ¡Claro! Toma toda la ropa que quieras… Papá tuvo un problema con el auto en medio de la carretera, así que se quedará en un hotel hasta mañana, puedes venir a casa después de la fiesta. – Sonrió y se tiró a la cama a leer un libro que había encontrado en la pequeña biblioteca de la casa.
- Nop, quiero que vengas conmigo… A la fiesta. –
- No, gracias. – Respondió y siguió leyendo el fascinante libro.
Lisa arrebató el libro de las manos de Jennie y sin mirar hacia algún lugar, lo tiró y cuando escuchó el sonido del libro chocar contra algo, supo que lo había lanzado fuera de la habitación ya que la ventana estaba abierta.
- ¡Lisa! – Le recriminó Jennie. La rubia solo rió… Agarró unas camisas y se las tiró en la cara a Jennie.
- Te cambias, Jen. – Le señaló con el dedo.
Iba a quejarse pero, Lisa la calló. Estaba completamente decidida en llevar a su Jennie a una fiesta, emborracharse y después quejarse por las cosas que hicieron…
Le costaría sacarla de la casa, pero no iba a dejar que en su adolescencia se quedara leyendo libros mientras tenía la libertad que tenía en esa casa.
El conjunto consistía en ser totalmente negro, con una blusa y unos jeans que se le ajustaban al cuerpo. La fiesta ya había empezado pero, siempre era mejor llegar tarde a ser la primera persona que entra en la casa del desorden. Lisa sentó a Jennie en una silla de la habitación, le vendó los ojos y la empezó a peinar. Le lavó el cabello y después lo peinó tratando de desenredar algunos de sus mechones.
- No puedo creer que me obligas a hacer esto… Tú puedes ir sola, Lisa. –
- Lo sé, lo sé… Pero no quiero que pases toda tu vida diciendo: “Debí de aprovechar la adolescencia.” La vida se vive solo una vez, y tú desaprovechas la oportunidad que Dios te dio. – Sonrió, aunque Jennie no pudiera ver su sonrisa.
- Odio cuando te haces la lista, ¿Sabías eso? –
-----
Jennie se quedó mirándose al espejo mientras que Lisa la esperaba abajo con las llaves del auto de Bambam… Por primera vez, no se sentía fea. Le gustaba como los jeans resaltaba sus piernas, aunque no tuviera la mejor figura, sus ojos hacia que las facciones de su cara fueran mucho más bonitas, sus ojos parecían igual de filosos que los de un gato y llamativos, le encantaban. Sonrió al espejo, tomó una chaqueta de la silla y bajó las escaleras.
Al aparcar el auto a unas cuadras de la casa, se notó que el lugar era para que gente con mucha adquisición económica; autos últimos modelos, casas totalmente edificadas a la perfección y hoteles de lujo a los alrededores… Bueno, era un barrio totalmente privado, había rejas alrededor de todo esto. La música se escuchaba a cuatro cuadras de diferencias. Jennie se acomodó el cabello y salió del coche.
La gente entraba para ir a buscar otro trago y salía para tomar un poco de aire… El clima estaba lo bastante cálido como para ser una noche en Londres.
Había una entrada de un pasillo totalmente descubierto antes de pasar por la puerta de la casa, a los alrededores había muchas parejas, muchos chicos y chicas tomando de su vaso de plástico, pero una persona llamó la atención de Jennie; una chica de ojos oscuros con una chaqueta de mezclilla cubriendo sus manos y unos jeans informales negros, estaba parada con un vaso en su mano izquierda riendo con una chica que no era Suzy.
Al verla, susurró para si misma. – Pues no empezó bien la fiesta… -

ESTÁS LEYENDO
𝘓𝘦𝘵 𝘔𝘦 𝘋𝘪𝘦 - 𝘊𝘩𝘢𝘦𝘯𝘯𝘪𝘦
Fiksi Penggemar- ¡Jennie! - Exclamó, y corrió a su lado tomando su muñeca por debajo de la cazadora. - ¿Por qué me salvaste? - - Jennie... ¿Querías que te atropellara el autobus? - Frunció la ceja, y agarró con fuerza su muñeca, la acarició. En ese momento sintió...