“Puede que este no sea el momento correcto. Puede que yo no sea la correcta. Pero hay algo entre nosotras que quiero decir, porque hay algo entre nosotras de todos modos.”Jennie entró a su casa y gritó el nombre de Lisa pero al parecer, ella ya no estaba.
Se escuchaba el ruido de los arboles chocando contra las ventanas y la fuerza del viento contra la puerta, pero… después todo era completo silencio. Eran las diez y media de la noche.
Subió a su habitación. Se deshizo de su ropa y se puso la pijama. Cuando estaba por acostarse, alguien tocó a la puerta principal. Era muy tarde, pero pensó que podría ser su amiga. No habían peleado pero, el momento era tenso.
Bajó corriendo esperando encontrar a la tailandesa vestida de la misma manera dispuesta a abrazarla, pero no fue así… Al ver por la abertura de la puerta, vio a Roseanne parada con las manos en los bolsillos delanteros y temblando.
La temperatura había bajado muy rápido y sintió pena. No iba abrirle pero, realmente quiso abrirle. No supo la razón, pero quería dejarla entrar. Al final de todo, ella la salvó esta noche. De no ser por Roseanne, ella no estaría ahora viva, parada frente a la puerta.
Pensó en lo estúpida que fue en querer acabar con su vida de esa manera. No iba a dejar a su padre y ese momento de debilidad fue muy grande y por eso, hizo lo que hizo.
Extendió la mano al picaporte, abrió la puerta y Roseanne levantó la vista para verla con la ropa del pijama y una sudadera arriba. Jennie se movió hacia un lado y Roseanne con un asentimiento de cabeza entró. Se sacó sus guantes negros y los metió en su chaqueta de cuero. Miró a Jennie a los ojos y la castaña la ignoró cuando sintió la mirada de la más alta sobre su rostro.
La rubia iba a hablar pero Jennie la detuvo negando con la cabeza.
No quería que la ojioscura sintiera pena por ella, ni por su vida, ni nada por el estilo.
Ella había sido una de las razones por las que dejó que una navaja lastimara su muñeca y ahora que Roseanne intentara ser buena; no servía. Las marcas físicas tal vez no quedan para toda la vida, pero el daño psicológico nunca se iría. Tenía marcas en su corazón y alma, y estás jamás desaparecerían.
- Si vienes por pena o porque quieres decir perdón, no quiero oírte. - Jennie cruzó sus brazos sobre su pecho, abrazándose a sí misma.
Roseanne lamió sus labios, y rascó la parte trasera de su nuca.
- Quiero ayudarte, a eso vine. -
Jennie chasqueó la lengua. Pensó en todos los insultos que le había dicho Roseanne y en todas las risas que había visto frente a sus ojos cuando le decían algo y la maltrataban antes de empezar alguna clase.
No podían ayudarla. Ya no tenía remedio.
- ¿Por qué? ¿A caso soy un proyecto de caridad? - Alzó sus brazos a sus costados y después los dejó caer.
Sus ojos empezaban a brillar, lentamente con el paso de los segundos. No iba a derrumbarse, no frente a ella.
- Jennie… -
- No. - La cortó antes de que pudiera seguir diciendo algo que posiblemente la haría enojar. - No puedes ayudarme, no puedes hacer nada… Solo ve corriendo a tú casa, llama a tus amigos y diles cuán loca crees que estoy. - Jennie sonrió cínicamente y mordió su labio inferior. - Ya no me importa. - Su voz se quebró y miró hacia arriba, evitando que las lágrimas cayeran de sus ojos.
- No voy a contarle esto a nadie, Jennie. -
No le creía.
No podía hacerlo.
La confianza era algo muy fuerte, era algo que cuando se tiene, y se pierde; no se recupera más. Y en este caso, nunca hubo confianza. La rubia era una imbécil, y ella una suicida, nunca podría haber ese vínculo entre ellas.
- ¿Por qué no me dejas en paz? -
- ¡Te vi! ¡Te vi a la mitad de la calle plantada frente a un autobús intentando quitarte la vida! - Le exclamó, tomándola de los hombros y sacudiéndola. - Vi como no te movías, y como el autobús no iba a parar… por eso no quiero dejarte en paz. -
Jennie tuvo flashbacks de momentos rápidos. Vio una luz, luego se movió rápido, sintió como caía, observó a Roseanne. Salió rápido de ahí, y luego, Roseanne la detuvo para hablar.
Cerró y abrió los ojos de golpe.
Roseanne la miraba con el ceño fruncido.
Jennie hizo una mueca mientras negaba con la cabeza. No quería su ayuda, no la quería cerca, cuanto más lejos; mejor sería para todos. En especial para ella.
- No quiero tu ayuda, no te quiero cerca. ¿Puedes entender eso? -
Roseanne lamió sus labios y asintió con la cabeza. Tomó los guantes de su chaqueta y caminó hacia la puerta que estaba a unos dos metros de donde ellas estaban. Tenía la mano en el picaporte, a punto de abrirlo. Se giró hacia Jennie y dijo:
- No voy a contarle a nadie, tienes mi palabra. -
El silencio se apoderó de esos segundos y Roseanne miró hacia el interior de la casa para decidirse a salir.
- Gracias Roseanne… gracias por haberme salvado esta noche. -
- Solo espero y sea la última vez que deba hacerlo. - Dijo la rubia y sonrió de lado cerrando la puerta al salir.
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Al día siguiente Jennie fue a la casa de Lisa, atendió Bambam. Jennie no tenía ganas de hablar con él y fingir que tenía una sonrisa en la cara, así que directamente le preguntó por su hermana y corrió hacia la habitación de la rubia.
Ella estaba mirando una foto en su escritorio cuando se enteró de que Jennie permanecía detrás de ella.
Se miraron por unos dos minutos seguidos y después se unieron en un abrazo que era como si no se hubieran visto desde hace mucho, mucho, mucho tiempo.
Jennie se separó del abrazo que tenían y la miró por un segundo. Seguía de la misma manera que ayer, pero tenía los ojos rojos. No quería saber la razón pero, ella sabía que era parte de la misma.
- ¿Qué pasó? Tienes lo ojos rojos. - Cuestionó Jennie.
Lisa caminó a la cama. Se sentó y se puso en posición de loto.
- Sentí miedo ayer... es que te fuiste muy rápido, no sabía qué hacer, me desesperé por qué no volvías y pensé que te había pasado algo pero... luego sentí como si estuvieras bien. - Frunció el entrecejo. - Las dos estamos locas, Jen. - Rió. Jennie acompañó su risa y se sentó en la silla del escritorio.
Jennie suspiró y se acomodó el cabello.
- Debo confesarte algo. - Dijo y Lisa asintió, esperando a que Jennie continúe. – Ayer intenté suicidarme.
Lisa dejó caer su boca en forma de “O”. Y cuando iba a hacerle un interrogatorio, Jennie siguió hablando.
- No vas a poder creerlo… Roseanne me salvó la vida en ese momento. - Dijo, y la mirada de la tailandesa bajó al cobertor.
Las lágrimas amenazaban con salir de los ojos de la rubia. Sentía pena y tenía que haber estado para ella aquella noche, pero no lo estuvo.
- Sabía que le importabas. -
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𝘓𝘦𝘵 𝘔𝘦 𝘋𝘪𝘦 - 𝘊𝘩𝘢𝘦𝘯𝘯𝘪𝘦
Fanfiction- ¡Jennie! - Exclamó, y corrió a su lado tomando su muñeca por debajo de la cazadora. - ¿Por qué me salvaste? - - Jennie... ¿Querías que te atropellara el autobus? - Frunció la ceja, y agarró con fuerza su muñeca, la acarició. En ese momento sintió...