Capítulo 24

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“Veía en tus ojos algo que en los de ningún otro podía ver.”

La música sonaba por los inmensos parlantes en toda la casa. Hace una hora que Jennie bailaba con Lisa, quien la obligó a ir a mover un poco las caderas. Cuando un chico llegó por detrás y tomó de la cintura a la rubia, Jennie se marchó. No era una bonita escena debido a que, el trasero de su amiga se movía contra el sistema reproductor masculino del chico.

Pidió un refresco y se sentó en la barra al lado de una chica que estaba muy al descubierto; los chicos pasaban y le silbaban además de gritarles algunas cosas, ella parecía ignorarlos aunque algunas veces les gritaba en respuesta cosas como: “Imbéciles.” “Ve a gritarle a tu madre.” Jennie desvió su vista de ella, quien miraba su celular y al elevarla miró a Lisa besarse con el “bailarín” de hace rato.

Un chico pasó sus brazos por los hombros de Jennie los juntó delante de su cuello, después besó su cabellera. Por un momento, pensó que era Bambam pero, al mirar el antebrazo solo vio un tatuaje en el que se leía “XXVII” y supo que no era él… Se alejó de aquella persona y cuando giró para mandarlo al diablo se encontró con Roseanne, quien tenía una sonrisa torcida en su rostro.

- Imagínate siendo vieja y con tatuajes, no te verás bien. -

- ¿Tú no tienes tatuajes? - Preguntó Roseanne aún con la misma sonrisa en la cara. - ¿Ni siquiera uno? - Se paró frente a ella y la miró a los ojos chocolate. Jennie ya no traía sus lentes, porque ya no los necesitaba y nunca le agradaron de todos modos.

- No, ninguno. - Mintió.

- Jennie, lo veo desde aquí, está en tu cuello. -

Ups.

Se había olvidado completamente que ese lado de su cuello estaba descubierto. Siempre le había gustado ese tatuaje, se lo hizo como regalo de quince hace unos dos años. Decía “Free” en cursiva, tal vez a todos les parecía lindo pero, nadie sabía el significado… Ser libre y poder hacer lo que quieras, ser libre sin tener que vivir con el miedo de que te lastimen en el Instituto, ser libre de cada insulto provocado por su mente… Solamente, ser libre en todos los aspectos que pueda haber de Libertad.

- Free… - Dijo Roseanne pensativa. - Sé que tienen algún significado importante para ti, pero no sé cuál.

- No lo sabrás y sé que tampoco quieres averiguarlo. - Le sonrió a la rubia y se paró de la barra con su refresco en mano para salir de la casa por unos minutos. Hacía mucho calor y la música estaba muy fuerte, apenas se podía hablar sin gritar.

Sintió una chaqueta cubrir sus hombros y también como unas manos se apoyaban en estos. Sabía que era Roseanne y no soportaba tenerla cerca, podía ser bueno hablar con ella un minuto, dos o hasta cinco pero luego de eso, a Jennie no le parecía genial. Roseanne era el tipo de chica que quería evitar y cada vez le costaba más.

- No la necesito. - Se la estaba por sacar cuando Roseanne la detuvo, negando con la cabeza. Sacó sus manos de sus hombros y Jennie se deshizo de la chaqueta.

- A ver Roseanne, arreglemos esto: No te quiero cerca, ¿Bien? - Sonrió, nunca pensó que estaba siendo tan mala como la gente lo era con ella. - Me refiero a que, no tienes por qué acercarte a mí, yo soy una molestia para todas las personas, no quiero serlo para ti, ¿Entiendes? - Se dio media vuelta, sin dejarla responder pero aún así, ella le respondió.

Realmente le gustaba esta chica.

- No quiero estar lejos de ti… Me siento una mierda por haberte hecho todo lo que te hice y cuando trato de acercarme, me tratas mal, lo entiendo y lo merezco pero… duele. - Dijo, y Jennie solo se quedó parada en seco. No le gustaba que se lo hicieran a ella pero, ella lo hacía, no tenía la intención de lastimar era solo que, el dolor, las marcas estaban totalmente aferradas a su corazón que no podía confiar en aquellas personas que alguna vez la lastimaron.

- Lo siento, lo siento… Pero, no es fácil olvidar ¿Sabes? Yo no puedo olvidar cada palabra, cada insulto, cada golpe por más que no fuera físico. - Los ojos color chocolate empezaron a brillar, ardían. No iba a llorar, no, no iba a hacerlo. - Lamento que tenga que hablarte de esta manera, pero es el mejor modo que tengo, no soy sensible con las personas que me dejaron completamente desgarrada por dentro... - Hizo una mueca con la boca y el aire sopló fuerte. Empezó a hacer frío de repente y una lágrima amenazó con salir, pero Jennie ya se encontraba entre los cálidos brazos de Roseanne. Eso necesitaba, un abrazo por más que fuera de una persona que ahora desconocía totalmente.

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No estaba lloviendo pero, al mirar el cielo nocturno te dabas cuenta de que en cualquier momento llovería.

Jennie y Roseanne caminaron alrededor de toda la casa, escuchando la música que provenía desde adentro. Lisa las había encontrado y cuando vio a su amiga con la rubia, la inundó la desesperación y corrió hacia donde ellas estaban. Le había gritado a Roseanne que la soltara, pero Jennie le dijo que estaba bien… Luego de eso, la tailandesa volvió a entrar a la casa donde se desarrollaba la gran fiesta.

- ¿No quieres ir a dentro? Sé que eres de esas personas a las que les gusta bailar. -

-¿Vienes conmigo? 

Jennie negó con la cabeza.

- Me siento totalmente ridícula así como estoy vestida y no quiero ir allí adentro para que todos me vean por más que capaz y ni lo hagan. - Sonrió, y siguió caminando hasta que se apoyó contra un árbol y se despeinó su cabello castaño.

- Ahora te ves como una niña pequeña. - Dijo la rubia y se acercó a ella, la acorraló contra el árbol. - No te ves ridícula… estas completamente hermosa, Jen. - Dijo esto en un susurro. Sus labios casi se rozaban y cuando Roseanne tomó impulso, Jennie agachó la cabeza.

Roseanne entendió eso y repitió el acto de la castaña. Se alejó un poco y entre un silencio que resultó ser incómodo siguieron caminando. Sus manos chocaban y Roseanne tuvo que aguantarse para no tomarla.



𝘓𝘦𝘵 𝘔𝘦 𝘋𝘪𝘦 - 𝘊𝘩𝘢𝘦𝘯𝘯𝘪𝘦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora