𝘓𝘦𝘵 𝘔𝘦 𝘋𝘪𝘦 - 𝘊𝘩𝘢𝘦𝘯𝘯𝘪𝘦

Capítulo 26

“Ella no quería morir, ella quería vivir, pero feliz.” 

Mierda. 

Mierda.

Triple mierda.  

Bajó las escaleras sin los zapatos y con el cabello todo alborotado. Jack la esperaba impacientemente en la cocina con una taza de chocolate caliente en las manos. Al ver el reloj de la cocina, vio que era demasiado tarde: Las cuatro de la mañana. Él había dicho que se quedaría a dormir en un hotel y que regresaría temprano en la mañana, entonces ¿Por qué se encontraba en casa?; Jennie hizo una mueca de nerviosismo antes de entrar a la cocina.

- Antes de que me castigues o me digas algo… Lo siento, no sabía que iba a llegar tan tarde y tampoco tenía planeado ir de fiesta, sólo quise acompañar a Lisa, ¡Además! – Dijo con un tono de emoción. – Tú querías que tuviera una típica vida de adolescente, y esto es lo que hacen las adolescentes. –

- Me alegro que entiendas, ahora… - Jack juntó sus manos en la mesa. – Castigada, un mes, sin salida, sin citas, sin tu novio y solo pueden venir a casa pero, tú no sales… - La señaló con el dedo y luego dio media vuelta. – Que descanses, hija. – Besó la cabellera de la chica y estaba a punto de salir por la puerta cuando el grito de su hija le penetró los oídos.

- ¡¿QUÉ?! ¡Estoy a salvo, papá! No hagas esto. –

- Jennie, tú no eres de salir, no te puedes quejar. – Se dio media vuelta, y siguió caminando.

- Pero quiero hacerlo, tan siquiera en la tarde para salir con Bambam o Lisa… - Hizo un puchero.

Su padre hizo un ruido con la boca negando esa petición, tomó otro sorbo de su chocolate caliente y lamió sus labios.  

- Un mes. Castigada. Sin citas. Sin salir. Sin Bambam. –

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Una semana. Una puta semana. Sólo eso había pasado del castigo y cada día pasaba más lento de lo normal. Su padre nunca estaba en la casa, pero la tenía totalmente vigilada. Jack colocó cámaras por toda la casa y activó unos sensores para que Jennie, si tenía ganas de salir en la tarde, no pudiera hacerlo… Cada vez que atravesaba alguna puerta o ventana la alarma sonaba y la hacía volver a entrar a la casa.

Ella estaba rodeada por todas las paredes de la casa, sin poder salir. Sólo su padre sabía cómo desenchufar todos los cables de esta cosa mecánica. No sabía, más bien, no tenía la más mínima idea de que Jack hiciera tal cosa, por un momento llegó a pensar que realmente estaba loco, pero era su padre… Aunque no lo entendiera, quería hacerlo.

Cada vez que llegaba del Instituto a la casa y pasaba la puerta, se escuchaban unos sonidos que aseguraban que si salía, la alarma sonaría.

Una tarde, mientras leía un libro que encontró por ahí que no era para nada interesante, alguien tocó a su ventana.

Era Roseanne.

Siempre ahí, espiando y molestando. Una sonrisa se atravesó por su rostro. Como siempre, no la esperaba.

Jennie se dirigió a la ventana, abriéndola y dándole paso a Roseanne para que entrara.

- No puedes estar aquí. –

Roseanne le dedicó una hermosa sonrisa de lado.

- Si puedo. – Dijo, se acomodó su chaqueta negra. – Tengo un plan, Jen ¿Quieres participar? –

Jennie cerró su libro que todavía lo tenía en mano y lo tiró sobre el escritorio. Dio media vuelta, caminó a su cama y se sentó. Le ofreció un lugar a Roseanne, quien se quedó parada.